lunes, 23 de julio de 2012

Un padre, una China y una profunda aventura


Hoy es un día especial por demás alentador, no hay nada nuevo bajo en mi vida más que una renovación de entusiasmo, junto con una lavada de cara que he iniciado para que mi padre, muy contrariado aún me de una quinta oportunidad de poder disculparme como hijo irresponsable que fui, y vaya que lo fui pues más de un problema sigo trayendo a mi vida, pero como dije en alguna ocasión a los grandes hombres se les ve en un mar de tormento cuyo final es la paz decorada con el arco iris.

Cuenta las leyendas irlandesas sobre duendes que al final de un arco iris hay un tesoro aguardando, y es aquel puesto por estos seres mágicos de la literatura y cuentos de hadas quienes ponen allí el oro que espera a ser descubierto por quien tenga el valor de ir a buscarlo, sin pensar en lo largo del viaje puesto que solo se necesitan las ganas para poder llegar al objetivo trazado.

Hace muchos años en mi país era penado ir a naciones con gobiernos comunistas. Habían mil y un castigos para quien lo hiciese, sin embargo un hombre que era abogado de profesión, pero ejercía el periodismo por sentido de aventura llegó a Polonia y la Europa del este donde primaba el comunismo.

Fue allí donde este joven intelectual peruano salido de las aulas sanmarquinas ensayaba la comunicación a señas y de buen corazón con un singular personaje de origen chino. Ambos se dieron una oportunidad para conocerse y darse mutuamente la mano. De esta manera nació la amistad más larga en distancia y tiempo que yo (Vladimir Rendón) haya visto en mi vida.

Este peruano era mi papá (don Roberto Rendón Vásquez) y aquel ciudadano chino llevada por nombre Chu-Chang-Kim aunque suene gracioso de pronunciar ese era el nombre de tan destacado personaje. Mi padre junto a este amigo entrañable recorrió China en los años 60, llegó hasta tomarse una foto con Mao, pero ojo mi padre es un profesional que vio evolucionar a la izquierda china, pasando por varias décadas de transformación económica con un estado vigilante, hasta ser la maravilla que es hoy en día la República Popular, donde solo los más preparados y responsables llevan la batuta del tigre asiático.

De hecho si el mundo le debe una izquierda responsable a la humanidad, ese cambio tiene un nombre propio Deng Xiaoping. Mi padre fue y sigue siendo un espectador de lujo de la evolución comunista en China, donde ahora prima el capitalismo imperfecto para responsable y donde aunque cueste creerlo nadie se queda sin un plato de comida y sin vivienda, puesto que en China trabajan todos y estudian todos, generando así la igualdad de oportunidades que es al fin y al cabo la sensatez con la cual el mundo se debe de conducir.

Debo de decir orgulloso que mi padre vio de cerca como un país llamado Checoslovaquia se dividía en República Checa y Eslovaquia sin guerras de por medio, tal vez sea por que allí la institución más respetada es la Universidad Carolina de Praga, donde mi padre no solo estudio sino dio cátedra, sobre la tesis que lo consagró como doctor en leyes.

Mi papá ha vivido la historia de cerca, no es millonario, no es pobre tampoco, es un profesor sanmarquino orgulloso de sus raíces, y que nunca negará haber sido obrero de construcción civil, nunca negará que vendió caretas para los carnavales arequipeños, y que caminaba con sus zapatos viejos desde el barrio de Habich, hasta su primera oficina en el jirón Contumaza en el Cercado de Lima.

Mi papá del cual puede salir un libro de aventuras al estilo Julio Verne, es una persona de compromiso con su familia y leal con sus valores de honradez, perseverancia, fuerza de voluntad.

Como siempre digo yo con él tengo una gran deuda que no es económica, puesto que él por mi y mi familia dio todo, hasta su salud que es mi responsabilidad cuidar, quisiera de todo corazón que el chocolate que hoy deje al lado de su velador sea disfruta con mi madre (doña Ana María).

Me es imposible darle un regalo por fiestas patrias a mi padre, además el 28 de julio es cumpleaños de mi madre, pero procuraré que su siguiente navidad y cumpleaños (26 de diciembre) sea paz en su hogar, aquel que con mis irresponsables actos dañé en más de una ocasión y aunque don Roberto este herido en su corazón, nunca dejará de ser el aventurero que fue hasta China, y encontró el oro del arco iris en el corazón de Chu-Chang-Kim, su entrañable amigo.


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