Buenas noches soñadores hoy es
una madrugada de ensueños y este jueves será un día muy lindo para leer las crónica
o artículos de opinión de Rafo León en Caretas, a su vez habrá un momento
especial para leer a Aldo Mariategui (un maestro al cual espero conocer con un buen almuerzo de por medio), y
por supuesto lo mejor será leer y releer el Diario El Callao con mi Crónica de
Viajero Chalaco y las notas de interpretativas y reflexivas de mi editor
Enrique Sol y mi director Abraham Ramírez Lituma, pero desde luego habrá un
almuerzo previo.
A esto quiero llegar los minutos que uno toma para almorzar cerca de su
centro de labores no tienen por que ser tediosos, ni tampoco tormentosos por
buscar el lugar con la mejor atención y el menor precio, por el contrario para
quien nos atiende es un aliciente vernos volver a su restaurante o negocio, y
vernos estar augusto con su atención, como ya lo mencioné antes mis tíos de
cariño Blanca y Lucho Yong mantienen un negocio de familia y que con el paso
años prosperó hasta tener dos sucursales en sitios con alta competencia puesto
que el chifa San Joy Lao está ubicado en Benavides y la concurrida calle Capón.
A su vez Zuly es lugar donde últimamente he almorzado en mis jornadas de
trabajo en el Diario El Callao, aquí mantienen la misma política de atención
que mantiene e inculca mi tía Blanca a sus colaboradores en el San Joy Lao, y
esta es la premisa de que la ganancia no está en un almuerzo costoso, sino en
cuantas veces regresa el cliente y cuanto nos recomienda, claro está acompañado
de una supervisión de apoyo, más no de castigo a los trabajadores que sacan
adelante el negocio.
De hecho Luis dueño del restaurante Zuly es quien se viste de mozo y
atiende él solo mesa por mesa, fijándose siempre si el cliente está bien
atendido, además hay menú de 5 precios diferentes al igual que los desayunos,
trabaja de 7 Am a 7 Pm y no se queja si hay un inconveniente por el contrario
esto lo ayuda a mejorar su servicio, mientras que mi tía Blanca, recorre mesa a
mesa observando los gustos y preguntando cuanto más augusto se pueden sentir
sus visitantes en sus horas de alimentos o reuniones de trabajo durante el
almuerzo o la cena.
Alguna vez estuve con mi tía blanca en una tarde de capacitación y dijo
algo que me quedo muy grabado “el cliente tiene su razón y ustedes (por los
mozos y anfitrionas) no tienen por que sentirse mal si el cliente tiene un
gusto diferente al que ustedes proponen”, era sin duda una manera moderna de
ver un negocio, donde lo más importante para lograr prosperar es mantener en
alto la moral de los colaboradores, digo colaboradores por que decir trabajadores
es un concepto del siglo XX y estamos en el segundo decenio del siglo XXI allí
me di cuenta como los conceptos de fondo también evolucionan observando el
diario desenvolvimiento del negocio.
Mientras que para Luis la prioridad es un público no solo del Callao
sino también de Lima que trabaja en el primer puerto o en las oficinas de
diversas empresas, mí tía Blanca tiene que ver también por la imagen ofrecida
al turista nacional o extranjero que visita la calle Capón, en esto mi tío Lucho
apoya con sus ideas propias de la fusión cultural peruana-china al ofrecer una
ronda de bocaditos, un Ti Pa Cuy o un Chi Jao Cuy.
En ambos casos el cliente es lo primero, sin descuidar la perspectiva de
la imagen que deben ofrecer. Luis se viste de mozo y se pone a barrer antes de
abrir la jornada a las 7 Am, mientras que mis tíos Blanca y Lucho velan por la
transparencia de los colaboradores al ver su buen uniforme y entrenamiento que
además de recordar conceptos que sirvan para levantar la moral de quien con ellos
hacen una luz brillante en el San Joy Lao, cuya y tradición va más allá de la
frontera limeña.
La verdad llevar un negocio como todo en la vida es complicado, no
perder la calma más complicado aún y mucho más complicado es que los
trabajadores y uno mismo no pierdan la fe cuando los problemas o el mundo se
caen por delante, en realidad los problemas son parte natural de la empresa,
puesto que sin ellos no habría crecimiento, ganancia y trabajo que cree más
puestos de trabajo, eso a fin de cuentas es la prosperidad que todos anhelamos.
No soy un emprendedor en el mundo de la gastronomía, soy periodista y
bien engreído como consumidor por lo tanto me gusta sentirme engreído, y en eso
Luis hace una buena chamba al ofrecerme a diario un menú diferente con la
palabra nutrición por delante, mientras que el plus cuando voy al San Joy Lao,
es una buena conversación y buen abrazo de mis tíos Blanca, Lucho y mis dos mis
primas Vanesa y Verónica, después de todo el gusto del buen comer no está en
gastar más sino en cuanto nos valora quien nos atiende en la sala de VIP de su
corazón.
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