miércoles, 1 de agosto de 2012

Historia, tradición y aventura a dos horas de nosotros: Lunahuaná


Publicado en el diario El Callao, el 01/0872012

“Crónica de un viajero chalaco”

Historia, tradición y aventura a dos horas de nosotros: Lunahuaná

Lugares con historia, tradición y aventura hay más de mil en nuestro país y que nos esperan en cualquier época del año. El lunes este debutante viajero chalaco, les contó sobre las maravillas de Callahuanca y hoy nos embarcamos al sur chico donde nos espera: Lunahuaná.

Para ir partimos desde nuestro querido Callao, hasta el paradero de los buses en el jirón Montevideo (Cercado de Lima), donde nos embarcamos con dirección a Cañete, pasando por todas las playas del sur.

En la entrada de Cañete está Cerro Azul, un balneario lleno de historia del cual hablaremos en otra oportunidad. Al llegar a la plaza de armas cañetana preguntamos por Imperial, para tomar una combi hasta Lunahuaná. Por dos soles ya estamos con dirección a aquella montaña donde el sol siempre está presente.

Lunahuaná es el lugar donde el inca. Túpac Yupanqui mandó a construir un cuartel donde estaría el general Inkawasi. En la época emancipadora se creó “La Villa de Lunahuaná” por Decreto Supremo del 4 de agosto de 1821, firmada por el general José de San Martín y en 1994, Lunahuana fue bautizada como capital turística y cultural de la provincia de Cañete.

El nombre Lunahuaná proviene de los vocablos quechuas. Runa que quiere decir, hombre, que con la llegada de los españoles se transformó en Luna. Además se le agregó Wanaq cuya traducción castellana es Escarmentar.

Entonces nació la frase Runa wanaq, cuya traducción es: “El que escarmienta a los hombres”, y con el pasar de los años ya tomó el nombre de Lunahuaná

Durante el recorrido puedo observar con claridad y emoción la margen derecha del río, y ruinas arqueológicas de la era Pre-Inca., mientras diversos turistas comentan que compraran por un bajo precio pacae, manzana, guanábana, granada, pepino, níspero y uva como un “pequeño” refrigerio.

Al llegar a esta bella montaña se acercan diversos vendedores que dan a probar deliciosos licores como vino, pisco y la infaltable cachina, que son bebidas naturales hechas en los viñedos de la zona.

Lugares para almorzar hay muchos y para todo bolsillo, los hoteles exclusivos están a la orden, tanto como muchos pobladores que alquilan cuartos para turistas con bajo presupuesto.

A mi costado derecho un pequeño y simpático niño guía de nombre Martín me invita a conocer la capilla de San Martin de Porres, patrón de Lunahuana cuya fiesta es en noviembre, para ello tengo dos opciones caminar 10 km o subir a una “combi”, que en este caso es manejada con mucha responsabilidad por don Lucho, un buen hombre que se dedica al negocio del turismo desde hace más de 15 años.

Lugares para conocer en Lunahuaná hay muchos y en esta excursión de un día no puedo conocerlos todos, aunque sí me encantaría, por que la sensación de paz, mezclada con aventura tiene un sabor a camarón que disfrutaré en mi almuerzo. Luego de la incursión en el santuario de San Martín, me hablaron de la fiesta del pueblo de San Jerónimo, que se llevará a cabo el próximo setiembre.

El reloj marca la 1 PM y antes de disfrutar de un coctel de camarones, me embarco por el río para sentir la adrenalina del canotaje, donde expertos instructores guían a un grupo que integran turistas nacionales y europeos.

Las aguas mansas no son, pero con fuerza y coraje se llegan a vencer. En el retorno la mesa está servida en el restaurante de la mamá de mi pequeño guía Martín, donde también se me ofrece una sopa seca (con la cual la dieta ser termina de romper).

Las frutas en el postre no pueden faltar en forma de ensalada donde puedo ver ciruelas, nísperos, y uvas. Una copa de vino y otra de pisco sour terminan por sentar el almuerzo, y para sentir la paz del lugar Martín me ofrece una hamaca, donde descansar podría llevarnos a la época pre-natal, donde nuestra madre en su vientre cuida de nosotros.

El próximo 16 de agosto está cerca y Lunahuana me invita a la festividad de San Roque donde una misa da paso a una procesión y luego la gastronomía llamará a todo aquel que sepa apreciar la vida en el Perú profundo y cercano a los que vivimos en el Callao y Lima.

Quiero quedarme por una semana más puesto que hay mucho más por conocer, pero mi deber llama en nuestro puerto querido, aunque regresar no es complicado puesto que estamos a dos horas de distancia.

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