viernes, 18 de mayo de 2012

Un post de disculpa por reacciones inapropiadas en el trabajo


Bueno ya es bastante tarde o muy temprano para otros la verdad este post es para hablar sobre un amigo a quien podría catalogar como mi conciencia en mi centro de labores y a quién ofendí en una reacción bastante malcriada por ello entiendo su molestia y agradezco su respetuosa respuesta, pese a haber sido grotesco con mi palabras, no me contestó de la misma manera.

Conozco a César desde noviembre o finales de octubre del 2011 siempre se ha portado como un caballero y me ha hecho reflexionar cuando tuve reacciones airadas al momento de trabajar, pero la verdad el incidente del jueves por la tarde-noche ocurrió por que asumimos muertos que ni a él ni a mi nos corresponden, y que si alguna culpa tenemos, es haber sido los bomberos en más de una situación dejando a otros compañeros en un éxtasis de paz por que nuestro entusiasmo hizo que hagamos una labor que no debimos ya sea por función o por que el horario no nos lo obligaba.

Hay dos excesos en  los cuales los humanos no deben caer uno es resolverle la vida a los demás a cada momento creando dependencia, y el otro es no hacer nunca por que dejamos a las personas, amigos o familiares sin esperanza. Ninguno de los dos extremos es positivo por que enseñamos a los demás a que todo les tiene que caer del cielo por que así lo dice la ley divina o la ley de los hombres que ellos se han inventado por nuestras acciones del día a día.

Recuerdo mis conversaciones con don Roberto Palma, y las traigo a mi memoria siempre que me ocurren situaciones repetitivas. Una de las frases que mi abuelo adoptivo me solía decir es que “la rutina mata todo”, hasta el amor de pareja o amistad añeja. Con el pasar de los últimos dos años me di cuenta que las relaciones humanas que perduran y crecen en el tiempo son las que aceptan los cambios y que las situaciones difíciles fortalecen con un buen estrechón de manos o lonche de por medio para conversar sobre lo que nos molestó de las otras personas y más que disculpas o perdón tomar conciencia del error para no repetirlo.

Por ello espero poder ser más amigo de César al retornar al trabajo esta tarde, de verdad me dolería mucho perder un amigo y ganar un estricto compañero laboral, cuya conversación fría no pase de nuestro quehacer dentro de una oficina. A esto tengo que agregar que a él le apasiona el trabajo tanto como a mí y que lo ocurrido este jueves nos duele por que amamos lo que hacemos en nuestros respectivos carriles y me refiero al trabajo en un sitio web (valga la aclaración para los mal pensados y de corazón perverso que quieren malinterpretar este post).

De hecho César es una persona informática de formación profesional y periodista por vocación y talento innato, mientras que yo soy solo un aficionado a la redacción y tengo un título de periodista por que así tenía que ser para mis padres, pero ese ya es otro cantar, puesto que en este post también quiero hacer un acto de contrición para con mis seres queridos en general. Ya que la adicción al trabajo me ha llevado a dejar de lado a mi familia, pero me encanta lo que hago en la redacción y no me veo haciendo otra cosa más que periodismo en mi vida.

Si hay alguien que me hizo tomar conciencia de mis errores de manera adecuada fue César, si alguien que me da el equilibrio en mis reflexiones dentro del trabajo y mi vida personal es sin duda la señora Ana María, quien de manera respetuosa sabe llegar a todo aquel que está dispuesto a aprender de la experiencia y del trato humano hacía sus compañeros de labores.

También he decir que ser adicto al trabajo nunca es positivo, así como tampoco sirve ser un ente que solo se levante a trabajar por una remuneración a fin de mes. Por experiencia lo digo si tú trabajo no te apasiona o no sientes un no se que cuando las cosas no salen como esperas, mejor déjalo por que trabajar solo por dinero te vuelve tal cual una calculadora que no siente emoción cuando alcanza un objetivo y dio el salto para asumir un reto más grande, tampoco se debe trabajar para alimentar un ego alicaído que es sinónimo de depresión.

Si trabajas que sea por que amas tú oficio, por que amas a tú familia y quieres llevarla a disfrutar de una buena cena a fin de mes, o por que quieres darle a las personas que más quieres la tranquilidad y alegría de que eres feliz en la vida con tu quehacer diario, y no trabajas para frustrarte, sino para resolver cuanto problema aparezca y acumular más experiencia de vida que puedas compartir con quien este a tú lado cada noche o con quien te toque compartir una buena comida.

Que decirles César es una persona con grandes dotes. Sin duda tiene menos de 26 años y ya puede ser considerado un profesional exitoso y no por que sea perfecto con la pc, sino por que simplemente ama su trabajo y cumple el sueño de su vida al hacer periodismo de manera fina elegante y aportando soluciones donde este.

Espero sepas disculparme por mi reacción malcriada del jueves por la tarde que tengas buen día mi estimado periodista informático.

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