jueves, 17 de mayo de 2012

Sobre héroes y alter egos


Una noche o mejor dicho madrugada de jueves, hoy tengo una reunión importante al mediodía y sigo sin poder dormir, algunos dicen que padezco del fenómeno clínico conocido como “borde line”,  es decir vivo siempre al borde de una línea que separa el Vladimir que muchos conocen como irreverente, faltoso, y hasta malcriado con el justiciero voluntarioso que no se rinde ante la adversidad. En buen cristiano para el mundo soy Vladimir Rendón Acat, para mi mundo soy un héroe que salva al mundo al estilo Batman, pero con los bolsillos vacíos y con mi corazón amante del sufrimiento en lugar de superpoderes o armas de alta tecnología.

Se puede decir que tengo un alter ego, pero más evidente cuando hablo de tú a tú o cuando me toca ver un peligro latente. Ustedes se preguntaran quien me enseñó a ser así, pues de niño mis vacíos de amigos y aislamiento del mundo eran cubiertos por la televisión y los entonces llamados chistes que compraba en el kiosko ubicado al frente del Hospital del Niño, donde mi recordado canillita “El Gordo” siempre me separaba lo último de lo último, pero releído por él en las madrugadas donde solía esperar a los grandes distribuidores de diarios.

De niño leía las historias de Batman, de Superman, de la Mujer Maravilla, del Hombre Araña, y también hay que decirlo era fiel televidente del Chapulín Colorado y de cuanto personaje de Chespirito aparecía por la pantalla chica de mi tv, pero si de héroes salvadores de la Tierra hablamos no puedo dejar de mencionar a Rick Hunter, quien me hizo entender que el amor es parte fundamental de los ideales que defiende los héroes, y que también están llenos de conflictos existenciales como tenía él protagonista de Robotech con Lisa Heys y Lin Min Mei.

Sí me preguntan si me creo un héroe, la respuesta es sí soy el héroe de la película de mi vida, y donde vivo imperfectamente una historia que se escribe desde el 11 de septiembre de 1977, día en que nací justo la fecha en que Pinochet tomó el poder en Chile. Vine al mundo en el mismo instante en que se incendió la oficina de mis padres en el ya olvidado sexto piso del edificio Fedediri en el jirón Contumaza, del Cercado de Lima.

Puede sonar cabalístico el 11 de septiembre, puesto que esa fecha el año 2001 se tumbaron las Torres Gemelas, iniciándose un giro de 180 grados en la historia del mundo, mientras el plantea entero lloraba por las personas inocentes muertas en Nueva York, yo vivía mi propia crisis por la frustración de tener un título universitario y me chotearan de todos los lugares donde iba a pedir trabajo, sin duda fueron días difícil que hasta este momento marcaron a más de uno, pero en mí interior no había un desastre económico, no había un crisis democrática, lo que había era la muerte o mejor dicho el inicio de mi propia muerte en el ámbito de la moral, donde solo existía un vacío de soledad que permaneció en mi interior por poco más de 10 años.

Sin duda sufría más que por la falta de trabajo, por la falta de brújula que me indicara el camino que mi vida debía seguir, en aquellos años solo tenía la soledad, a unos padres que hasta no me comprenden, y un amigo con el que pelee más de una vez, pero que jamás me dejó sin aliento en un mar que se llenaba de lagrimas ante el silencio de mi corazón.

Me refiero a un ángel que tocó mi vida con más de una palabra fuerte y varios encontrones por pensar distinto en muchos casos, pero que de manera extraña me seguía dando su confianza, por que vio en mi algo que muy hábilmente puso a prueba con extensas caminatas, el nombre de ese ángel pues llameémoslo simplemente Giancarlo, una persona que no solo me quiere, sino que estoy seguro daría la vida por mí tanto como mis padres, pero no me refiero a un santo, me refiero a una persona de carne y hueso que hizo de mí con otros tantos amigos, un ser movido por la lucha inquebrantable de valores, tales como la libertad, la sinceridad, la lealtad entre otros.

Fue con él que me probé a mí que podía ir más allá de lo evidente, cuando tenía clara la idea de a dónde quería llegar, fue así como en más de una ocasión llegamos caminando desde la iglesia Virgen de Fátima en Miraflores, hasta el restaurante de un amigo suyo en el centro comercial Chacarilla, los que sepan como es Lima darán fe que no cualquiera caminaría esa distancia, él único que puede dar fe de ello es Giancarlo, y ojo que eran andadas de ida y vuelta.

Hoy 17 de mayor del 2012 no puedo decir que estoy maduro del todo y que soy un héroe implacable, por que como humano defectos tengo y mil, pero ahora y con la experiencia ganada de frustraciones pasadas puedo decir que soy más equilibrado, y que línea sobre la cual camino y me separa de lo que creo de lo que nunca haría se llama fe, en mí, en mis valores, en mis padres, en mis amigos, en Giancarlo y en Dios, por supuesto, por que existe y es algo que está dentro de nosotros diciéndonos “abre los ojos y vive el presente”.

Si este post es dedicado a Giancarlo pues sí si querer queriendo termino hablando de lo importante que él es para mi, así como estoy seguro yo soy importante para él, pero ojo no soy gay ni él tampoco, ambos tenemos dos novias que nos aman y con las cuales nos iremos a casar y hacer nuestras vidas, pero de algo estoy seguro cuando cumpla 80 años o más estaré con Giancarlo viendo fútbol, tomando Inca Cola, comiendo salchipapa, y por su supuesto cuidando de quienes sean los nietos.

Hablar de la película de mi vida, es hablar de un héroe que siempre querrá salvar el mundo y caminar al borde de línea haciendo el bien y no sucumbiendo a las tentaciones del dinero, que aunque sea importante para vivir y lo necesito, no podrá doblegar a una conciencia educada para vivir en paz, y desenmascarar a cuanto villano disfrazado de oveja nos quiera vender gato por liebre.

Soy periodista a mucha honra, y cada tarde en la redacción donde me toca trabajar me siento el mejor del mundo y se que en ese momento trabajo en el mejor medio del planeta, no me importa si tengo que escribir 25 horas y me caigo 10 veces por que me levanto 11, y sigo vigente por 1000 horas más, por favor nunca me preguntes o te preguntes cuando es hora de salida en tú trabajo o dónde te toque estar preocúpate por cuanto mejor fuiste mejor que el día anterior, y cuánto hice por crecer como persona y profesional, pregúntate también si le diste a tú familia y amigos el tiempo que se merecen, preocúpate también  por cuánto tiempo te diste para ti, y por favor si eres un héroe en la película de tú vida da gracias al mundo así este no te halla dado nada, por que lo único que importa al final del día es que tú no tengas nada que reprocharte a ti, si llegaste a dar todo de ti y lo diste disfrutando cada momento.

Bueno soñadores de la justicia, les habló el alter ego de Vladi, al que en este blog conocen como el Guardián, lo único que hago en este blog es preservar mi leyenda. Saludos y buen jueves.



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