Bueno como siempre de madrugada es hora de escribir otro
post esta vez hablaré sobre algo de lo cual nunca habló, pero lo cargo conmigo
desde mi ser más profundo y que sale a relucir en momentos de crisis y
frustración provocada por quienes más amo mi papá y mi mamá.
De hecho ya he contado muchas veces que fui víctima del
cruel y macabro maltrato escolar en la promoción de 1994 del colegio Villa
Teresa, al cual muchas me refiero con el cariñoso nombre de penal de menores, o
pre Maranguita, de hecho sería un gran insulto llamarlo centro educativo, por
que de allí salió un Caligula, y hasta más de un burrier de “poca monta”.
Si pues odio el colegio, odio a mis padres cuando recuerdo
las escenas de maltrato animal sin sentido de parte de muchos profesores, seudo
compañeros de aula que me robaron los 4 años que estudie allí, y hasta más
tiempo una vez terminado el colegio. Hasta ahora recuerdo como un Javier Robles
de manera más abusiva me tiró una mochila contra mi humanidad, al día siguiente
de un partido en que Cristal derrotó a la “U” por 2-0 y de paso junto a un
Krishna me agarraban a escupitajos como si fuera su muñeco de descarga de odio.
Si era un odio sin sentido alimentado por las personas que
más amo, pero que también me han condenado al asistencialismo extremo de su
parte y quienes nunca dejaran de recriminarme a diario por que en el fondo
ellos también quieren verme sufrir, y sentenciarme como un juez y un fiscal a
un laberinto de recuerdos y dolo absoluto que calme su ira extrema.
No crean que no quiero a mis padres, si los quiero y los
adoro, pero también cometieron muchos errores conmigo, solo por quedar bien
ante el mundo mostrándose como los padres implacables que educaron de manera
estricta a su hijo problema: yo.
No fui nunca el que inició una de mis millones de peleas en
el colegio, nunca agredí a nadie por el contrario mi sueño siempre fue salvar
al mundo de los malos de corazón y espíritu que transformaron su odio en golpes
contra mi humanidad, como lo bien lo hacían Correa, Robles, secundados por
Krishna y su bien guardaespaldas amigo Guillermo Carpio, algún día en algún
momento de mi vida me gustaría tener la respuesta a tanto odio sin sentido y
también quisiera saber por que Lino dejó tantos abusos para conmigo.
La verdad yo no le creo a ese profesor cuando me dijo una
vez el día de Navidad del 2011, que no sabía nada de lo que pasaba, por el
contrario sabía todo por que escuchaba por un parlante que tenía conectado en
cada salón y que iba directo a su oficina de dirección. Tal vez hasta ahora
recuerde el día que cobraba las pensiones por que eso sí el sueldo nunca dejó
de cobrar.
A ver nunca antes lo dije con nombre y apellido pero ese
colegio Villa Teresa de reformatorio tenía todo, es más una vez que lo
demolieron construyeron un hotel donde se llevó a cabo un crimen muy sonado el
de Stephany Flores.
Si a todos ustedes promoción del 94 de ese pre Maranguita
llamado Villa Teresa, les interesa saber algo pues ganaron y cumplieron su
objetivo me dejaron encerrado en los pasillos de mi memoria, cuyos platos rotos
a diario los pagan mis padres por que fueron ellos los que alimentaron sus
bolsillos con el dinero que les pagaban por maltratarme, ahora entiendo por que
mi papá no tiene un sol, pagarle 100 dólares diarios a ustedes por la tortura
hacía les resulto más que un buen negocio, no es cierto “Javiercito Robles”,
supongo que ahora debes disfrutar a mucho dar tus peleas de Street Fighter,
jurándote Ken, bueno ganaste tu guerra sin sentido hacía a mi, causaste un muro
mental que me impide tener derecho a ganar y a acogerme al asistencialismo de
mis padres.
Están contentos ganaron, son campeones promoción 94, los
felicito los aplaudo, de hecho Krishna debes de vivir muy feliz junto Javier,
Lainez y compañía por los que crearon, y usted Lino debe saltar en un pié.
La verdad es que la vida como en el fútbol te da revanchas y
en algún momento de este llamado vida tendré el mío. Roberto Rendón Vásquez,
ganaste tus mil puntos llenándome de rencor y odio absoluto contra ti, que va
carcomiendo el amor que aún te tengo, junto con el de mi madre, pero ya se
termina. Como siempre también es divina.
Este post está dedicado a la guerra de mis recuerdos, que
hoy ganó el señor de las pesadillas y la noche de tinieblas.