Si alguna vez han leído lo que escribo de mis padres sabrán
cuanto los amo, también que tan triste me siento por su abandono emocional, y
cuan frustrado estoy por no ser como ellos. Es complicado ser víctima constante
de la violencia escolar de los compañeros de escuela y de algunos profesores
así como el tener todos los deberes, pero ningún derecho te hace cargar con la
responsabilidad de la guerra del golfo y de la hambruna africana.
No se lo que me pasa cuando la frustración, llena mi cabeza
y mi pecho de ira desenfrenada contra las personas que más amo, pero que siento
más me abandonaron en el momento más complicado de mi vida. Ser el culpable
eterno de sus gatos excesivos, y no controlarme con mi consumo de n cosas me lleva
a ser un hijo problema, cuyos padres tengan que lanzar el salvavidas eterno.
Por que soy así, bueno desde que soy niño mi mamá adora a sus amigos, adora los
hijos de sus amigos y amigas, a sus sobrinos, pero jamás a sus hijos.
Tener una madre que repita a tus seis años, que pedió un
regalo para de niña para llevarlo a no se quien, por que yo tengo muchos
juguetes, frustra y frustra mucho. Ver como invita a comer a todo el mundo y a
ti te hace esperar hasta el final, te hace ver que en su vida no tienes
importancia, pero según ella si por que tengo ropa, y mis gastos cubiertos, es
como si solo sirviera para abrir su cartera y sacar diez soles.
Mi papá, adora lucir bien, de hecho es un muy hombre, pero
cuando habla de sus hijos solo habla de que le provocan dolores de cabeza y que
necesitamos tal o cual cosa, y es por eso que siempre a mi hermano y a mi, nos
trató como sujetos expuestos a un juicio tal cual dirigente sindical, que no
teníamos derechos, peros si deberes. A mi mamá le doy un regalo y solo me
contesta. “en eso gastas la plata”, pero si un sobrino suyo le da algo o la
ayudan entonces pasar ser el señor o señorita maravilla de quienes hablará toda
la semana, por lo bueno y dedicados que son, y sus hijos bien gracias por que
ellos solo saben pedir 10 soles al día.
Por Dios quisiera saber si en algún mi madre, me ve como su
hijo o su gastomatico, al igual que mi padre. Que por que me compro problemas
ajenos, es por que lo vi de ellos (mamá y papá) desde que nací, es más no se si
algún ellos pensaron que su familia es su gran empresa en quiebra. Adoro a don
Roberto y doña Ana María, pero si tan solo una vez en la vida dejaran de
despreciar mis abrazos y mis ganas de darles un regalo, creo que no me metería
en tantos problemas ajenos.
No soy quien para juzgarlos, pero la verdad no me siento ni
siquiera la llanta de repuesta, me siento la llanta del aparador de la tienda,
que solo ven cuando van de compras y dejan de ver por que hay otras ofertas más
incesantes en la tienda.
La verdad es que me rompo la cabeza y no se si yo sea
importante para ellos, no se si solo sea la parte de su empresa que solo sabe
dar número rojos a fin de mes y que no saben a quien rematar. Por eso es que me
dejaron ser víctima constante de la violencia escolar, nunca creyeron en mi, y
echaban toda la culpa de la crisis global.
Mi papá es tan buen abogado, que sabe ponerme la pared y
hacerme sentir el culpable de su desgracia y que por mi culpa y mi gran culpa
no puede dejar de trabajar, mi madre es la gran mártir que tiene que inmolarse
por el mundo, para quedar con bien con el mundo, siendo incapaz de ver que a su
costado esta un hijo que solo quiere saber que esta bien, que esta haciendo las
cosas bien por una vez en su vida, y que una única vez se ganó lo que tiene por
su esfuerzo personal.
Por que soy un hijo problema a mis 34 años, me compro
problemas ajenos, y por que siempre
termino con la caja en rojo, es por que para ellos tendré solo deberes que
cumplir, y cero derechos. Son buenos abogados en todos los campos podrían ser
buenos fiscales, y jueces por el culpable de sus problemas duerme bajo su techo
y no se merece ni una gota de lo que tiene, por que para ellos siempre seré el
hijo problema.
Disculpen lo negativo del post soñadores, pero si un día
Roberto Eliseo, quisiera que tenga muy en claro que tiene el derecho a ser
amado por su padre y hacérselo sentir cada día de su vida.
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