Llegó la hora de un post de cierre de semana, este Guardián
de Leyenda esta con la nariz tupida, pero contento a la vez. Creo haberle dado
a mi padre el primer regalo que mi corazón me guió a elegir, no es un barril de
oro, tampoco es el millón que le debo desde que nací, pero es algo que
simplemente indica como lo quiero.
El presente es una tasa con la inscripción. “Hijo de
Roberto, esposo de Ana María y papá de Tito y Vladi”, cuando lo vea espero por
una sola vez en su vida se emocione por algo que su hijo imperfecto le pudo
dar, a un papá que con 75 años o más no se cansa de trabajar por darle lo mejor
a una familia, que tal vez le trajo muchos más problemas que alegrías, pero nunca
lo olvida y necesita de su liderazgo para seguir unida.
Es curioso ser imperfecto, me hacer ser perfectamente
humano, por que lo perfecto es enemigo de lo bueno, y mucho mejor que una
opción negativa que no brinda sueños de esperanza. Mi grandes problemas de
vida, es comprarme de manera gratuita los problemas de quienes amo, siento que
mi papá no quiso un hijo, quiso un héroe que como él cargue bajo sus hombros el
peso de los pecados del mundo. No es que sea Cristo, pero desde que mi papá me
dice no compra una Coca Cola en la playa para darme un pan en el desayuno, me
hace sentir culpable de los errores que cometí, cometo, y sigo cometiendo.
Mi papá es un buen hombre, hecho en valores y lealtad para
los que ama, pero a ciencia cierta no se quien tenga un amor mayor que él hacía
su prójimo, tal vez por eso encontró en mi mamá a la persona con quien
compartir su vida. Entre ellos dos forman un rayo de sol que alimenta esperanza
para quien pasa a su lado, desde la persona que con quien se cruzan en la combi,
hasta la último amigo con el que hablan por teléfono antes de irse a dormir a
las 9 PM en punto.
Tanto mi mamá como mi papá no me bautizaron, ni me llevaron
de la mano a misa, menos me tuvieron paciencia cuando no podía comprender que
las matemáticas en la primaria y la secundaria, eso nunca fue lo mío, y que si
no fuera por una calculadora jamás sabría cuanto es 2+2, pero ellos solo
querían que estudie por que así lo marca la norma familiar en mi país.
Cuando fui al colegio no existía Internet, menos Youtube,
portal que hoy se ha vuelto mi mejor libro de consulta. Es más en mi casa no
había computadora, pero si frutas, verduras, carne y sobre todo menestras para
la comida diaria. Ropa nunca falto, así como agua calienta y un buen techo para
dormir, no solo yo sino también para cuanto amigo viniese a visitarnos del
extranjero o el interior.
Creo que recién hace pocos años comprendí por que mi papá
nunca le cerró las puertas de su casa a nadie, quien le pidiese un lugar para
pasar la noche, pues eran viajeros de paso por Lima. Saben por que lo hacía,
por que él recibió lo mismo de personas de buen corazón a todo país al que
viajó en su juventud.
Hasta ahora me arrepiento de no poderle dar las gracias al
señor Chung Chang Kim, una persona noble que tal vez le costó entender el
español de mi papá, pues hablaba chino-mandarín en la lejana Polonia de los
años 60, pero el poder de un abrazo y el estrechón de manos de mi papá pudo más
que cualquier fonema de su compleja lengua asiática.
Una vez con justa razón de la cual yo alguna vez renegué, me
dijeron que mi papá era el mejor amigo peruano de China, así como también
recuerdo en un viaje a La Habana en 1989. Este señor que a mucho orgullo es mi
papá, fue no solo aplaudido en un Congreso de juristas en aquella travesía,
sino que también le ofrecieron hacerme un análisis a mí vista totalmente
gratuita en un hospital de isla.
Discrepo mucho con el comunismo y con las ideas que antaño
mi papá pudo defender por que el mundo era opuesto al de hoy, pero jamás podré renegar
del espíritu de caballero del que goza, así como tampoco jamás podré reprochar
a mi madre por haberme dado ese papá, y viceversa.
Hasta ahora no llego a comprender como estas dos personas de
caracteres opuestos tienen 38 años como pareja, y digo como pareja por que
hasta ahora la gran duda es saber si un día se casaron por la ley del hombre y
la ley de Dios. Ni siquiera mis abuelos lo llegaron a saber y yo menos.
Roberto y Ana María son más que un matrimonio y un proyecto
de vida, son personas que donde fueron o por donde pasaron en sus largas
caminatas, dejaron un legado diferente al del resto de personas. Ellos no son
mortales, por que su buen corazón dejó en más de un ser humano, un ejemplo
concreto de solidaridad, y vocación de servicio. Mis padres con todos los
errores que pudieron haber cometido conmigo en mi solitaria infancia, son tal
para cual, un dúo dinámico de aquellos que están en extinción.
Son dos personas con grandeza por que no compran las cosas
las consiguen con su trabajo y su fe. No se si mis abuelos Serafina y Roberto o
si don Rosendo y Luzmila, le pidieron a Dios que una a este hombre y esta mujer.
Lo que sí se es un día muy lejano Mei-Ling y yo seremos su versión mejorada.
Buenas noches soñadores de la justicia, ah antes de irme el
polo se dará sin sorteo y será mi tío el Carlos el beneficiado no por que sea
el único que halla escrito, sino por que después de casi 35 años por una sola
vez en su vida, siente fe en mi.
Ahora si hasta el lunes.
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