Bueno y como cada madrugada cuando no duermo por el insomnio, además el alprazolan aún no hace efecto, entonces dejo fluir a mi corazón, y hago clic entre mi mente el teclado de mi PC conectando por mis manos.
Esta noche hablaré sobre un tema que mis padres siempre me enseñaron, y del cual hasta ahora recibo un gran ejemplo de parte de ellos, de manera diaria me refiero al valor de la amistad.
No recuerdo a quienes les dije por primera vez amigos, tampoco recuerdo quien fue mi primer amigo desde mis primeros años de vida, pero lo que si puedo decir es que el valor de la amistad lo conocí desde siempre.
Cuando hablé de mis primos mencioné que es injusto no reconocerlos a todos, pero también es imposible mencionarlos a todos, y que es la lista de amistades es más que larga, y desde que tengo uso de razón ha pasado más de una persona que merece un abrazo de auténtica amistad.
Alguna vez mi maestro Carlos Teixeira, me dijo que las personas en la vida no se cruzan en vano, y más las personas con quien te vuelves a encontrar después de muchos años, así a primera vista no las recuerdes, nos tienen un mensaje, y una lección por enseñarnos.
A Carlos lo vi por primera vez en la Videna, cuando él y yo hacíamos periodismo deportivo, pero en aquel momento no me atreví a dirigirle la palabra puesto que daba la impresión de ser un poco renegón, aunque sabía bien quien era puesto que leía sus notas en la revista Estadio, y luego las aprecié más en un magazine de nombre Entre Deportes que duro menos de seis meses.
Años después me lo encontré en el diario Liberación, y los primeros días solo sabia de él por las cantidad de veces que renegaba por mi errores de redacción, luego y cuando me sentía solo encontré refugio en la oficina donde él editaba los textos, y respondía mis preguntas con mucha paciencia, meses después y gracias a Carlos, y Fernando Rossi tuve la edición de la sección deportes del semanario Lima Hoy, donde tengo que reconocer aprendí mucho más de redacción y de tratamiento de noticias que en mis cinco años de universidad, y claro de por medio habían gran cantidad de requintadas, y de comida china en los almuerzos de la calle Capón, fue allí donde entendí como aparecían los verdaderos amigos, aquellas personas que no tienen miedo en pelarse contigo por decirte tus verdades, y lo que a ellos les incomoda de uno.
Fue gracias a Carlos, y Rossi, que entendí por que a pesar de los años, las amistades perduraban, se cristalizaban, y no tenían por que romperse solo por el hecho de pensar diferente.
De amigos y amistades creo que aprendí bastante, pero hay un amigo a quien no veo desde marzo de 1989, pero su nombre, y nuestras conversaciones escolares las tengo bien grabadas me refiero a una persona que debe tener 35 años, y tal vez no lo se a ciencia cierta este viviendo en Inglaterra, su nombre Miguel Ángel Sánchez Monje, estudie con él en el quinto grado de primaria éramos los mejores amigos de la sección B del colegio Domingo Faustino Sarmiento, cuando este quedaba en San Isidro, entonces nos juramos amistad eterna, pero luego nuestros padres nos cambiaron de colegio, y solo nos vimos dos veces más, pero recuerdo a Miguel Ángel tan bien, como su amplia frente, sus palabras de joda, su bicicleta negra, y el nombre de su madre: Olivia.
Espero poder volverlo a ver y patear la pelota tal cual nos enseñó un uruguayo amigo de mi papá en el patio de mis casa, se bien que seguirá siendo hincha de la “U”, pero espero que si vive en Londres apoye al Chelsea, y celebre los goles de Lampard.
Bueno pues la lista es larga como dije en las primeras líneas, y siguiendo con este relato debo mencionar a una persona a quien no recuerdo de niño o de bebe mejor dicho, pero se por lo contado por mi tía Lucy, que nos topamos alguna vez a inicios de los 80, cuando nuestras familias vivían en la cuadra cinco de la avenida Garzón, en Jesús María, y luego volví a ver en la universidad, sin recordarlo yo él o él a mi, es un periodista que se ha ganado un buen nombre en la televisión, y con el discrepe abiertamente en ideas políticas, y nos enfrentamos en discusiones de “alto vuelo”, en las aulas de la San Martín.
Su nombre, pues Jaime Chincha Ravines, su abuela materna, y su mamá solían ir a la peluquería de mi Meme (la madre de mi madre), y allí alguna vez jugamos de bebes con los carros, y hasta con los ruleros que se usaba en ese negocio.
De hecho Jaime no me recuerda de aquella época, yo tampoco me acordaba de él, hasta que me lo comentó mi tía Lucy, diez años después de terminar la universidad. A pesar de nuestras ideas contrarias que parten desde nuestros clubes de fútbol se que Jaime es un amigo, él cual estará allí para darme un concejo.
Amigos hay para mencionar, y da como para cinco post más de este blog, pero he de contarles de una amiga con la que curiosamente también me une una relación de familia, aunque no tan parecida a la de Jaime, ella se llama Susy Burgos Bardales, su padre fue alumno de mi tío Jorge Rendón, en el CAEN, ella nunca me ha negado una conversación, pero si me la ha postergado, y es ella quien me conoce muy bien en mis formas de reaccionar cuando tengo una crisis emocional de cualquier índole.
Como a Jaime la conocí en la universidad, y es con ella con quien he compartido un congreso en Trujillo, una salida al tragamonedas en Arequipa, así como varias de mis frustraciones personales cuando conversábamos en el patio de la facultad en la avenida Brasil, de hecho fue ella quien bien me dijo o mejor dicho me hizo recordar que si alguien me dice “que me gusta el trago”, entonces esa persona no tiene ni idea de quien soy, pues como bien me expresó Susy en una conversación telefónica a mediados del 2011, “todos los que pasan una hora contigo saben bien que no tomas ni media gota de licor”.
Y sí a Susy le tengo que agradecer mucho puesto que cuando tengo algún delirio existencial ella, en “cinco carajos” me recuerda quien es Vladimir Rendón Acat.
Van más de cinco mil caracteres, y este post se hará más largo, y complejo para leer si sigo escribiendo, así que dejaré para otra madrugada la segunda parte, y así hasta llegar a la quinta, si algún amigo que cree no lo mencionaré pues está equivocado, a todos los recuerdo bien, solo pido que mi nuevo amigo y consejero Fernando no se olvide que este lunes lo llamaré con mis declaraciones, y promesas para esta semana.
Gracias a todos los quiero mucho hasta la segunda parte de este post, con mucho cariño, Vladimir.