La identidad de los hinchas celestes se define con dos palabras o definiciones con las cuales siempre actuaron sus fundadores doña Esther Grande de Bentín, y don Ricardo Bentín me refiero a la “pasión, y el profesionalismo” somos una institución ejemplar, y referentes de lo que debe ser la gestión deportiva moderna, que supera los errores.
Además la “SC” administra el bien más preciado de un país: “Personas honestas”, que con ética y valores estamos dispuestos a jugar cada partido como una final sea en la tribuna con los cánticos, en la cancha sudando la celeste, en la banca variando las estrategias, o en la directiva incentivando a más niños a unirse a las diversas escuelas deportivas administradas por Sporting Cristal.
Soy un amante de la camiseta celeste hecha para sudar de gloria, puedo requintar por una mala tarde, pero nunca puedo ir en contra la esencia de mi club “pasión y profesionalismo”, aceptando que como humanos nos podemos equivocar, y también rectificarnos.
Días atrás se retiro el “Chorri” aquel que me hizo cantar gran cantidad de goles en la popular, aquel que cuando la esperanza estaba perdida dio impulso a varias epopeyas, en muchas de ellas el marcador empezó siendo adverso como en un partido contra la “U” en 1992 que con gol de Baroni nos derrotaba por 1-0, y estaban por dar la vuelta, pero el “Chorri”, fiel a su estilo puso el empate, y luego una cabeza de Manuel Earl, nos dio la victoria, y dejamos a la Trinchera Norte con la ganas de celebrar, y es parte del fútbol a todos los clubes en algún momento se le “quema el pan en la puerta del horno”, y quien no halla vivido eso simplemente no es un hombre de fútbol.
Yo crecí viendo al equipo en los 90 con Pablo Zegarra, el Chorri Palacios, Jorge Soto, Pedro Garay, el viejo Balerio, y debo decirlo con Flavio Maestri, como finalizó su relación con Cristal es un hecho que a todo buen celeste le dolió en el corazón, pero tampoco se puede negar que el mejor visto por los seguidores de Cristal en los 90 lo marco Flavio, frente la “U” en 1994 y con baile monumental de 17 toques seguidos, gritando ole, ole, ole, y con dos taquitos uno de Solano, y otro de Julinho.
Fue Bonnet, quien respetó a los hinchas y no se puso otra camiseta cuando se fue a entrenar a la reserva, por que no estaba en los planes de Oblitas, y aún tenía un contrato con el club fue allí que Luis Alberto nos dio una lección de respeto por el hincha y su identidad, los goles que nos llevaron a una final de Copa Libertadores en 1997, y poner el sello a la “Fuerza Vencedora” es algo que los hinchas de todas las generaciones deben de saber, así como debe convertirse en una leyenda que pase de padre a hijo.
El ser hincha de un club y que amemos el fútbol es algo que nunca se podrá comprar, es algo con lo que uno nace, y se identifica en su proceso de evolución como ser humano, ser hombre de fútbol no significa agredir al rival física o verbalmente así este segundo punto sea complicado, y hasta imposible de cumplir, pero no se puede permitir que se manche la pelota con una muerte, ni con patadas y puñetes, el licor aunque suene a irónico para los hinchas de Cristal, que nacimos y somos parte de una corporación cervecera debe de ser llevado cuidadosamente y usado para celebraciones de objetivos logrados, sin excesos de por medio, como siempre difícil de hacer, fácil de decir, pero así debe ser.
El fútbol no es sinónimo de corrupción, drogas, alcohol, escándalos de farándula, y aberraciones dirigenciales, o políticas, el fútbol es por el contrario sinónimo de fraternidad, unión, competencia leal, honor, caballerosidad, y buen estado de salud, donde también debe estar presente Dios, así como padres responsables que sepan educar a sus hijos.
Sporting Cristal es un sello, de “pasión, y profesionalismo”, además aunque no lo quieran aceptar de responsabilidad social, y unión familiar, que viva Sporting Cristal, que viva el fútbol, y que el deporte desplace a los malos hábitos del ser humano.
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