domingo, 2 de agosto de 2015

En Lima no hay llovizna: “Triángulo Paramonga”

Buenas noches Soñadores de la Justicia, hoy es un día o mejor dicho una noche de invierno atípico, poca lluvia y más calor, es una Lima mutante, que cambia como la veleta del viento, es un tiempo de Fenómeno de El Niño, es un tiempo de calor a media mañana y gris de piel de rata por la tarde, es una Lima donde el verano y el invierno confunden horarios, es así mi ciudad que quiero cambiarla, pero la fuerza de la realidad la marca la fiel indiferencia.

Allá por la Argentina y la Colonial (avenidas industriales del Cercado) hay un señor en una calle de medio transversal, me saluda con el grito: “Paramonga, el triángulo Paramonga” a cada galleta de a china (cincuenta centavos de sol) que le dejo al caminar de regreso a la redacción al terminar el almuerzo, no sé su nombre, solo sé que en feriados de fiestas patrias, no lo vi, pensé que se había ido arriba, en sentido contrario de la lluvia, pero la verdad es que al termino de la fiesta regreso a ese dormitorio que está aire libre, hecho por piedras, con colchón de tierra, almohada de esponja, recogida de no sé donde y frazada que me dice un emolientero, fue obsequiada, por un dueño de un hotel que cerró para darle pasó a un edificio de taller de confección.

Tal vez usted, piense me refiero a un indigente más de Lima, pero no es así, sin saber su nombre solo sé al verlo que es un hombre feliz, almuerza según cuanto tiene, al caer el sol escucha gritar un gol de la canchita del frente, no se queda sin música un fin de semana, por la juerga de los carros que al costado de su recamara suite se estacionan, es un señor que me dice lo llame amigo, es un señor que me habla dos palabras estando siempre una silaba delante de mi.


Si hoy en Lima es invierno, gracias a Dios sale el sol y no llueve, no sé que piense ahora usted, pero no hablo de un indigente, hablo de una persona que solo es feliz, que no conoce de elecciones o DNI, solo cuenta, solo cuenta varios tubos de vidrio recogidos de algún lugar, solo desaparece del mapa en feriado y luego retorna para decir a viva voz al verme pasar: “Paramonga, triángulo Paramonga”, es que “monga” debe ser la vida, que le dio a Lima verano en invierno y hoy no llueve para felicidad de quien hizo de un lugar, en la urbanización Roma, de la Lima conocí al revés del tiempo que me quiso llevar a saber, que vivo más allá de una frontera, donde siempre él está a esperar para gritar: “Paramonga, triángulo Paramonga”, a usted señor.

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