Doña
Luzmila, mi abuela, la mamá de mi mamá e hija de Agnes Prattes, se fue al cielo
hace poco más de un año, el 11 de agosto del 2014 exactamente un mes antes de
mi cumpleaños, siempre pensé que el onomástico de mi Memé, era el 24 de
septiembre, pero el día en que la dejamos en un campo a reposar, me enteré que
nació un 16 de septiembre y que 24 fue el día de su bautizo.
Era Memé,
era mi abuela, era la Tata de Luciana y Daniel (mis primos hermanos por parte
de mamá), si los dos últimos nietos de doña Luzmila, como le decía la mamá de
Melissa que vivía en el tercer piso de la cuadra cinco de General Garzón, esa
señora que alardeaba que su hija estudiara en el Regina Pacis, de Monterrico y
que decía “a mi hija le compro zapatillas de 200 dólares, con tal de que
estudie”…
Mi abuela, mi Memé, como le puso Roberto (mi hermano mayor), era peinadora y enfermera, ambos oficios, eran por autodidacta, no estudió sino hasta la secundaria y luego a la chacra, donde se hizo mujer, hacía la chamba de 4 o cinco personas en el viejo Huaral de la Esperanza Baja, allí donde conoció a don Rosendo (su esposo y mi abuelo).
Mi abuela, mi Memé, como le puso Roberto (mi hermano mayor), era peinadora y enfermera, ambos oficios, eran por autodidacta, no estudió sino hasta la secundaria y luego a la chacra, donde se hizo mujer, hacía la chamba de 4 o cinco personas en el viejo Huaral de la Esperanza Baja, allí donde conoció a don Rosendo (su esposo y mi abuelo).
Ella fue no
una terratiente, sino tenía amor por lo natural y una fe que hasta antes de mudarse
donde mi tía Lucy, la hacía ir a la misa de 10 en “la María Auxiliadora”, allí
en plena Brasil, donde al Gordo que me vendía “Chistes”, hoy cómics de Batman
vs. Drácula, luego arriba la acompañó.
Es raro recordar a mi abuela, sin pensar en su fe católica, es raro recordarla no diciendo que si la gente dice que “es verde, entonces verde es para que discutir”. Ella votó por Vargas Llosa el 90 y nunca por Fujimori, en cambio mi mamá fue contreras, votó por Fujimori todas las veces, menos en la primera vuelta del 90 y del 2000. El 90 marcó las dos banderas de Izquierda Unida (que dicho sea de paso, de “unida” solo tuvo el nombre).
Es raro recordar a mi abuela, sin pensar en su fe católica, es raro recordarla no diciendo que si la gente dice que “es verde, entonces verde es para que discutir”. Ella votó por Vargas Llosa el 90 y nunca por Fujimori, en cambio mi mamá fue contreras, votó por Fujimori todas las veces, menos en la primera vuelta del 90 y del 2000. El 90 marcó las dos banderas de Izquierda Unida (que dicho sea de paso, de “unida” solo tuvo el nombre).
Mi abuela no
era política, no era judía, pero parecía “gringa”, refugiada del holocausto,
ella decía que nunca había escuchado de otra familia Koch, en Perú, pero la
primera elección que me tocó vivir en 1998, cuando de “mono” (como dice mi
papá),me metí de personero de Luis de Bedoya de Vivanco en Miraflores, conocí a
un señor Koch, que debió haber tenido cinco años, menos que mi abuela en dicha
época.
La historia de los Koch Prattes, se remonta a una época donde en Europa había hambruna y ellos se colaron al primer barco que pudieron para llegar a la América que hoy conocemos, de nacimiento era austriaca o tal vez del Imperio Austro-Húngaro, pero no sé ese gentilicio.
La historia de los Koch Prattes, se remonta a una época donde en Europa había hambruna y ellos se colaron al primer barco que pudieron para llegar a la América que hoy conocemos, de nacimiento era austriaca o tal vez del Imperio Austro-Húngaro, pero no sé ese gentilicio.
Tenía un
alma diferente mi abuela, yo nací oscuro y chueco, tanto así que mi tío Carlos (Acat Koch),
solo quería corregirme a “cachetadones”, como él decía al píe de un reloj que
yo quiero como herencia. Aquel Carlos llegada a las 11 de la PM (mismo programa de Raúl Romero en Canal A) a la casa de Jesús
María. Siempre decía “aquí siempre un huevo que comer”, allí en la cocina a gas y al costado de la ventana que daba a un jardín que desde el segundo piso mi abuela regaba, se freía el huevo, porque era o es lo
único que sabía o sabe cocinar.
Una vez me dijo mientras escribía en un computador medio-moderno 386 (de 1996 en mi ciclo segundo de la Universidad San Martín en la cuadra 18 de la Brasil): “Mi “sobrinita, tiene de Koch y tiene de Cuan, también de Prattes, sino no sería tan jodido como el Héctor, de mi primo (que en paz descanse dicho sea de paso un Koch Dávila)”…
Una vez me dijo mientras escribía en un computador medio-moderno 386 (de 1996 en mi ciclo segundo de la Universidad San Martín en la cuadra 18 de la Brasil): “Mi “sobrinita, tiene de Koch y tiene de Cuan, también de Prattes, sino no sería tan jodido como el Héctor, de mi primo (que en paz descanse dicho sea de paso un Koch Dávila)”…
No sé tanto
de la familia de mi Memé, no sé por que Roberto le dijo Memé en lugar de abuela, no sé por que a Luciana no se le pudo ocurrir un sobrenombre menos “popular y
manoseado”, que el de Tata, pero la verdad es una todos los Koch descendientes de Prattes, de una u otra
manera, pasaron por la cuadra cinco de Garzón, departamento 201, donde mi papá
una Navidad en la puerta del edificio, la PTM me sacó, por que nunca entendió
que como descendiente de una raza muy mezclada, no podía ser igual a ninguno de
los anteriores de atrás de mi.
Pero Memé veía, siempre darme una herencia, que se asegurase, no vendería, es por eso que 8 o 9 meses antes de irse (el 2013) un rosario blanco, me dejó, para limpiase el alma impura que mi mente, arrasó (ese día me dijo fue que dicha cruz, fue bendecida y llevada a ella desde Roma).
Pero Memé veía, siempre darme una herencia, que se asegurase, no vendería, es por eso que 8 o 9 meses antes de irse (el 2013) un rosario blanco, me dejó, para limpiase el alma impura que mi mente, arrasó (ese día me dijo fue que dicha cruz, fue bendecida y llevada a ella desde Roma).
Te,
extrañamos: Tatá, Memé, abuela, tía Mila y Luzmilia, para Rosendo señor, pero
para mi mamá (Ana María Acat Koch), siempre era “hay mamá”…periódico, para este
domingo allí, nomás.
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