lunes, 13 de mayo de 2013

“Gua Gua Gua”: voltea un perro te está hablando


Por: Ludoviko

Escrito por mi en diciembre del 2012 

“Hola baby como estas, no me recuerdas llegué a tú vida luego de un mes de haber nacido, al inicio teníamos horarios de juego reducido, puesto que eras muy pequeño para andar por las calles y parques hasta muy tarde. Con el tiempo creciste y la influencia de tus amigos con la presión de tus estudios, hizo de mi un ser invisible, que muy contento te movía la cola, pero tú celular y las redes sociales, impedían que gires la mirada a verme. Ahora te veo desde la vereda del frente, como uno de mis tantos colegas: los perros callejeros”.

Estas son las palabras de todo “buen amigo” del hombre al cual adoramos de muy chicos, pero con el pasar de los años dejamos de ver y pasa a ocupar un segundo y hasta tercer plano en nuestra vida cotidiana.
Muchos son mascotas que una vez defendieron de nosotros ante situaciones de peligro, con gran bravura, no por ser guardaespaldas, sino porque en verdad nos querían y nos siguen queriendo, sin importar la calle por donde ahora estén pasando.

Me refiero sin duda a los perros, que sin importar la raza llegan a nuestra casa, para amarnos, ladrar por nosotros y hasta morder a los señores de lo ajeno que irrumpen en nuestro hogar, para arrebatarnos objetos de valor, su únicas armas son los ladridos, las mordidas y hasta sus pulgas, que muchos evitan pues temen se les pase a ellos.

Aunque cabe señalar que muchos merecerían las pulgas, para que aprendan a escarmentar y diferenciar lo bueno y lo malo de sus acciones.

Un perro, es un amigo leal y cuya relación con el hombre data de muchos millones de años atrás, cuando aún las tribus de diversas partes del mundo eran nómadas y necesitaban de estos caninos, para rastrear el alimento y abrirse paso entre la nieve de un globo terráqueo, que alguna vez fue blanco puro, por las grandes extensiones de hielo en la era de las grandes glaciaciones.

Un perro de verdad señor, es fiel a su amo, mantiene su mirada firme para vigilarnos, nos mueve la cola con ternura y pese a que muchas veces le pagamos mal en cuerpo y alma, nos sigue queriendo y supongo yo se preguntará que paso con ese cariño que tanto nos dio el amo alguna vez, en que estuvimos juntos, compartiendo paseos en el barrio.

Hoy me sorprendo ver cuanta bulla provocan los defensores de los toros, por cancelar una tradición del Medioevo, traída al Perú por los colonos españoles, pero nada o muy poco “ladran” por los perros que divagan por las calles que muchas veces dependen de la lastima o ternura de un ambulante para comer, lo que este deja durante el día.

A esto agrego que llevar vida de perro, no es lo mismo a ser un perro en esta vida puesto que el primer concepto engloba la amistad invaluable de los canes (naturaleza propia de ellos) y el segundo lo animales que podemos ser los humanos, al ser guiados solo por el instinto de supervivencia que muchas veces, por no decir siempre, nos lleva a cometer tantos atropellos como hechos de sinvergüenza, podemos ver a diario con tan solo abrir una revista, diario, o noticia en Internet.

Escribo estas líneas puesto que desde que soy chalaco por adopción y escritor de esta página de crónica pasional, veo como hay muchos perros de buena raza que deambulan por estas calles y muchas veces son invisibles ante los ojos de los adultos, pero si son muy tiernos para quien les da alimento con la impotencia de no poder darles un hogar para que vivan como se merece el que fuera denominado como “el mejor amigo del hombre”.

Soy Ludoviko y aunque muchas veces han hecho énfasis en que no debo parcializarme con ningún credo o parte en conflicto, siempre o casi siempre se me hace imposible, puesto que como periodista, tengo un defecto que a la vez puede ser una virtud si toco la conciencia de mi prójimo, para llamar una reflexión profunda sobre cómo estamos conduciendo o educando a la sociedad actual?

Ser humano, es siempre complicado, ser perro es tener tristeza o alegría según te trate el amo, que te toco. Este amo es impuesto en el 99% de los casos, puesto que a cambio de dinero, los venden como mercancía y no como seres vivos que son.

Para quienes de verdad defiendan la vida animal, no crean esta se reduce a toros o un hecho marcado por la sangre, al estilo Lay Sun.

Los perros están allí en las calles viendo y esperando sin apuro un hogar donde vivir. Este nos recompensará con algo ya casi olvidado en el corazón de muchos: amistad sincera, traducida con un moviendo la cola al llegar a casa luego de la jornada diaria.

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