Por: Ludoviko
Escrito por mi en diciembre del 2012
“Hola baby como estas, no me recuerdas llegué a tú vida
luego de un mes de haber nacido, al inicio teníamos horarios de juego reducido,
puesto que eras muy pequeño para andar por las calles y parques hasta muy
tarde. Con el tiempo creciste y la influencia de tus amigos con la presión de
tus estudios, hizo de mi un ser invisible, que muy contento te movía la cola,
pero tú celular y las redes sociales, impedían que gires la mirada a verme.
Ahora te veo desde la vereda del frente, como uno de mis tantos colegas: los
perros callejeros”.
Estas son las palabras de todo “buen amigo” del hombre al
cual adoramos de muy chicos, pero con el pasar de los años dejamos de ver y
pasa a ocupar un segundo y hasta tercer plano en nuestra vida cotidiana.
Muchos son mascotas que una vez defendieron de nosotros ante
situaciones de peligro, con gran bravura, no por ser guardaespaldas, sino
porque en verdad nos querían y nos siguen queriendo, sin importar la calle por
donde ahora estén pasando.
Me refiero sin duda a los perros, que sin importar la raza
llegan a nuestra casa, para amarnos, ladrar por nosotros y hasta morder a los
señores de lo ajeno que irrumpen en nuestro hogar, para arrebatarnos objetos de
valor, su únicas armas son los ladridos, las mordidas y hasta sus pulgas, que
muchos evitan pues temen se les pase a ellos.
Aunque cabe señalar que muchos merecerían las pulgas, para
que aprendan a escarmentar y diferenciar lo bueno y lo malo de sus acciones.
Un perro, es un amigo leal y cuya relación con el hombre
data de muchos millones de años atrás, cuando aún las tribus de diversas partes
del mundo eran nómadas y necesitaban de estos caninos, para rastrear el
alimento y abrirse paso entre la nieve de un globo terráqueo, que alguna vez
fue blanco puro, por las grandes extensiones de hielo en la era de las grandes
glaciaciones.
Un perro de verdad señor, es fiel a su amo, mantiene su
mirada firme para vigilarnos, nos mueve la cola con ternura y pese a que muchas
veces le pagamos mal en cuerpo y alma, nos sigue queriendo y supongo yo se
preguntará que paso con ese cariño que tanto nos dio el amo alguna vez, en que
estuvimos juntos, compartiendo paseos en el barrio.
Hoy me sorprendo ver cuanta bulla provocan los defensores de
los toros, por cancelar una tradición del Medioevo, traída al Perú por los
colonos españoles, pero nada o muy poco “ladran” por los perros que divagan por
las calles que muchas veces dependen de la lastima o ternura de un ambulante
para comer, lo que este deja durante el día.
A esto agrego que llevar vida de perro, no es lo mismo a ser
un perro en esta vida puesto que el primer concepto engloba la amistad
invaluable de los canes (naturaleza propia de ellos) y el segundo lo animales
que podemos ser los humanos, al ser guiados solo por el instinto de
supervivencia que muchas veces, por no decir siempre, nos lleva a cometer
tantos atropellos como hechos de sinvergüenza, podemos ver a diario con tan
solo abrir una revista, diario, o noticia en Internet.
Escribo estas líneas puesto que desde que soy chalaco por
adopción y escritor de esta página de crónica pasional, veo como hay muchos
perros de buena raza que deambulan por estas calles y muchas veces son
invisibles ante los ojos de los adultos, pero si son muy tiernos para quien les
da alimento con la impotencia de no poder darles un hogar para que vivan como
se merece el que fuera denominado como “el mejor amigo del hombre”.
Soy Ludoviko y aunque muchas veces han hecho énfasis en que
no debo parcializarme con ningún credo o parte en conflicto, siempre o casi
siempre se me hace imposible, puesto que como periodista, tengo un defecto que
a la vez puede ser una virtud si toco la conciencia de mi prójimo, para llamar
una reflexión profunda sobre cómo estamos conduciendo o educando a la sociedad
actual?
Ser humano, es siempre complicado, ser perro es tener
tristeza o alegría según te trate el amo, que te toco. Este amo es impuesto en
el 99% de los casos, puesto que a cambio de dinero, los venden como mercancía y
no como seres vivos que son.
Para quienes de verdad defiendan la vida animal, no crean
esta se reduce a toros o un hecho marcado por la sangre, al estilo Lay Sun.
Los perros están allí en las calles viendo y esperando sin
apuro un hogar donde vivir. Este nos recompensará con algo ya casi olvidado en
el corazón de muchos: amistad sincera, traducida con un moviendo la cola al
llegar a casa luego de la jornada diaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario