domingo, 5 de mayo de 2013

El hasta luego de un opositor: Javier Diez Canseco

Quienes hoy lamentan con justa razón y bajo el amor de Cristo la partida de Javier Diez Canseco, mejor que recordarlo aprendan de sus errores y aciertos para mejorar lo que él encarnó. Llorar por la partida de un ser querido es un acto de amor, pero no mejorar lo este fue es un acto de terquedad. Yo puedo diferir mucho de JDC, pero no dejo de reconocerle sus dotes, pero también era un legislador confuso que en muchos temas no propuso soluciones, solo diagnosticó problemas. Aunque hay que tener presente que las personas que dejan ejemplos a seguir no mueren, por el contrario viven en el aliento de quienes no claudican en sus convicciones, más allá de que si estamos de acuerdo o no con ellas.

PD: Escrito por un seguidor de la derecha solidaria y responsable.

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