Hoy recorrí en custer de
servicio público “casi casi” la parte central de Lima Metropolitana y las
principales avenidas del Callao, al subir de inmediato el cobrador me preguntó
a donde voy, y me dijo que no pasaba por donde yo quería ir, pero a su vez me
dijo que la zona donde estaba (puerta del cementerio El Ángel), era peligrosa y
me iba a llevar unas cuadras más allá gratuitamente por mi seguridad, con el
agradecimiento del caso subí a bordo y el chofer me dijo que podía dejarme por
un sol con cincuenta centavos en un lugar cercano a la avenida Guardia Chalaca,
para que de allí siga mi camino al primer puerto, de hecho no dude y dije: si.
Al pasar por el Cercado de
Lima, y otras partes de La Victoria, Jesús María y Breña no pude dejar de ver
un lugar que hoy parece un almacén descuidado por su pintura exterior, pero que
cuando yo era pequeño solía acudir con mi papá y mi mamá bastante seguido,
puesto que allí era en los años 80 y parte de los 90: La Casa del Freno.
De hecho este lugar y su
nombre caerían muy bien hoy en día, por el desenfreno en que vivimos no solo en
las calles y avenidas de la urbe y las provincias sino también en una sociedad
cada vez mas acelerada y “más chocona”, con muchas muertes en su haber.
Este lugar que me trajo más de
un recuerdo y una reflexión con mucha nostalgia quedaba en la cuadra 1 de 28 de
Julio, justo en la esquina con la cuadra 5 de General Garzón en Jesús María, al
frente en el segundo piso de un edificio de los años 60 o un poco más antiguo
estaba el departamento de mis abuelos maternos: Rosendo y Luzmila, a quien con
el tiempo he dejado de llamar “meme” apelativo con mi hermano y yo nos
referimos a ella en nuestra infancia y gran parte de la adolescencia.
La Casa del Freno fue una
institución de la mecánica limeña, todo chofer que se respetará así mismo y
cumpliera con todas las normas de tránsito, tenía que pasar por allí. Sin duda
también vino a mi mente las llamadas telefónicas del señor Pedro
Piiiiiiiiiiirooooooyaaaaaaaaaa, quien era el propietario del lugar y también
cliente de mi papá y mi mamá puesto que ellos veían algunos de sus asuntos
legales como abogados que son. Este señor si mal no recuerdo era de Huaral,
lugar donde debió de haber conocido a mi mamá, años antes que venir a Lima.
De hecho el señor Pedro
Piiiiiiiiiiirooooooyaaaaaaaaaa (digo así si nombre por que en ese tono de voz
hablaba por teléfono con mi mamá) y la verdad me causaba una sonrisa con mucha
sorna repetirlo, pero bueno viendo las cosas de adelante para atrás y seguir
con mi vida, no puedo pasar por alto el hecho que un lugar como La Casa del
Freno, sea olvidado en el tiempo como muchas cosas o hechos importantes de la
vida peruana contemporánea.
No es el hecho de que excítese
una Casa del Freno, es el hecho que con el tiempo así como creció la
especialización, también se dejó de lado los detalles importantes en general.
Escribo como referencia el que
existiese un sitio donde lo único que se revisaban eran frenos y este lugar iba
de acuerdo a una Lima creciente con respeto más que a las leyes, a una sociedad
que con el tiempo dejó de lado los detalles que lo engrandecían como país,
siempre digo que no se debe mirar al pasado para quedarnos allí, por el
contrario solo se de hacer revisión para saber que funcionó en aquella época y
por que ahora no funcionan?
Es que acaso los peruanos nos
olvidamos de un pequeño gran detalle como es ver el estado de los frenos de
nuestro auto? Ahora hay muchas más mecánicas que antes, pero también más accidentes
y un mercado automotor que se recicla constantemente, pero que dejó de lado ver
por su estado físico para adentro por “el lucir bien de afuera”.
Tal vez antes los autos no
tenían aros sicodélicos, o parlantes de gran salida con televisor digital e Internet,
pero si había más respeto por el peatón, el peatón era más cauto para cruzar y
los niños tenían prohibido cruzar solos las pistas, es más no lo hacían sino
iban de la mano de un adulto o de un policía escolar, si era una hora en las
que se retiraran los alumnos de los colegios estatales, en especial.
Enatru Perú, empresa pública
que terminó politizada era una columna vertebral del transporte, no por ser del
Estado, sino por que en sus primeros años había visión de futuro, en educación
de chóferes, cobradores y remodelación de flota en tiempos prudentes y según la
demanda se incrementara.
Los conceptos del manejo de la
empresa eran técnicos y hecho por personas de carrera, tal vez en mi mente aún
queden los Icaros que circulaban en la Vía Expresa, tal vez en mi mente no
halla recuerdos de un amigo atropellado de niño por conductores irresponsables,
tal vez La Casa del Freno sea un recuerdo cariñoso dejado por Pedro
Piiiiiiiiiiirooooooyaaaaaaaaaa, al escucharlo al otro lado del teléfono, tal
vez este país se vio en una crisis de valores por copiar modelos extranjeros y
no seguir lo que buenos resultados nos dio y fue hecho por peruanos, para
peruanos o por extranjeros que gran cariño tuvieron a esta tierra, donde mis
padres eligieron educarme, tal vez escribí prueva con “V”, por varios años en
lugar de Prueba, con “B” sino me corrigiese mi tío Carlos cuando estado en
segundo ciclo de universidad.
Tal vez ser copiones de
modelos extranjeros debilito, el amor por nuestro país y más allá de eso el ver
a los extranjero como perfecto, no hizo olvidar éramos buenos, tanto como
personas, vecinos, profesionales y familias en general, tal vez fue mi padre,
mi madre, mi hermano y mis tíos (todos) quienes junto a mis primos (también
todos) nunca dejaron cayera en lo más hondo de las depresiones, tal vez este
Perú olvido que lo más importante es no arrebatarle la autoestima y la
pro-actividad a quienes querían y quieren con fe a este país que aunque sea
imperfecto es nuestro, es lo que heredamos, es el lugar donde tenemos la
oportunidad de crecer y hacer: todo por un mismo fin el amor a la familia y a
tu paisano, aquel que nunca podré olvidar y quedo tan marcado en mi corazón
como el cartel de “Condorito”, en la puerta de la Casa del Freno.
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