lunes, 18 de julio de 2016

El día del fantasma, en noche de vida

Buenas noches, días, madrugadas y horas de profundos pensamientos impuros soñadores de la justicia, no sé que puedo decir hoy sobre mi o tal vez ir a un paso de ti, si de ti que estas en la pantalla de un Smartphone buscando pokemones, si pokemones de reyes y elfos que están a su alrededor, no somos pues obras de dioses o enviados de demonios, somos humanos, con pigmentos de color que nos hacen visibles príncipes de una necesidad entendida, como trabajo y sobrevivencia, no soy un orador, tampoco un escriba, soy como tú o como yo un humano de reciclaje de alma y estirpe de fogata que dio en el mundo cruel, tejido adiposo y  caminatas de llovizna para acoger el sumo hecho de crecer.
Venimos del cielo, para terminar entre la tierra y las cenizas, somos pues científicos inertes en un lugar sin vida, donde soñamos y jugamos para creer lo que no somos. Si humanos, aquellos que vinieron del linaje de Adam y fueron atraídos por Eva a un Edén siniestro.

Si estamos en la nueva ilustración, recordemos que aquí la revolución es sintética y digital, no es así como podemos llevar una cruz que en tierra es una espada llamada a levantarse como el Armagedón y luego el faro de la esperanza, griegos, antes Esparta, luego romanos, pero entendimos lo que podrían llegar a ser gálatas y telosinenses, si vinimos de un creador, ese creador que se golpea en el pecho y grito por montones las lagrimas derramadas por sus hijos y bastardos, en batalla, es pues el mundo que gira en un juego de roles, calabozos y dragones ocultos en el día del fantasma y la noche de la vida.


PD: Dedicado a los cuentos chinos de papá.


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