Buenas
noches “Soñadores de la Justicia”, esta semana ha sido especialmente nostálgica,
la tristeza invadida por el adiós de mi Buckie, me hizo pensar por varias milésimas
de segundo en la vida y al mismo tiempo me hizo respirar en frío. Es que
definitivamente uno se encuentra con la muerte y esto te lleva a un paso más
allá de ti.
Al
inicio el dolor caliente, te lleva a resolver de “porrón” (rápido quiero decir)
el tema de la despedida, el descansar en paz y el santo entierro que se da en
todo ser vivo que pase al otro lado de la puerta de San Pedro, pero luego de
varias horas el calor, pasa a ser una estaca de hielo que paraliza el andar del
corazón, para reflejarte en el dolor, es que somos humanos llevados exponencialmente
al corazón de la soledad en un momento en un amigo, un hermano o un vigilante
de tus pasos se va.
Créanme
el adiós no es una opción fácil de digerir, nadie te entiende más que tú solo
entre las paredes del viento de un parque recorriste por cada noche durante
poco más de dos años con ese compañero que sabe de ti, lo que ni usted conoce
de mi, es tal vez, no, no es un trago amargo, tampoco es una sonrisa, sino que
estamos ante la ventana de un inicio, donde dejamos atrás un hábito de monje,
para llegar a otro estadio, no somos solo humanos, como me dijo mi concejera
Tatiana de las conversas de Alta Vida: “Somos seres espirituales viviendo
experiencias humanas”, y creo ahora entre las cosas, que nos hacen humanos está
la muerte, aquella muerte donde despertamos a otra vida, es que de eso están
hechas las leyendas callejeras, los relatos urbanos de personas “que, dis que”,
en nuestra no reconocida forma de vida mundana “díscolas o locas” en una lógica
que no nos permite romper una regla, impuesta por una sociedad, por un Manual
de Carreño sobre el cual no hubo tinta de Dios, sino papel de un hombre.
Buckie,
vino a mi vida en un verano del 2013, donde el abismo era profundo, con él
recuperé el camino, volví a ver mi barrio desde mi andar de niño, fui testigo
que la vieja Librería Galicia, era ahora un local en alquiler y que el espacio
de la bodega Juanita, en la calle Ciudad Real, era parte de una sandguchería
que antes ocupaba solo una esquina y necesitó donde poner su almacén y cocina.
Pero
también revelo que, si Buckie tenía alter ego y si, él venía de un lugar de
perros vagabundos, en un acomodado Miraflores, donde también hay pobreza y miseria
en la mirada de la gente, que no se da cuenta que Lima y el Perú no es
Miraflores. Hay más espacio fuera de las fronteras del distrito que la ex
primera dama Eliane Karp, calificó como sitio de “pituquitos”, en una campaña
electoral del año 2001, mientras decía que “su cholo es sano y sagrado”, además
de vestirlo de “Pachacutec bamba, made in Punta Sal”.
Es
eso en el fondo lo que vi, una tarde de enero mientras me presentaron a quien
fue uno conmigo (y seguirá siendo), porque en las calles de Miraflores, podemos
ver muchas veces una moral por los suelos, sino un paso por la Calle de las
Pizzas y todo taxista te ofrece llevarte a un exclusivo night club, también niños
caminan por las calles ante el amenazante explotador que a lo lejos, les quita
toda la limosna que les mandan pedir, no sé, si ese sea Miraflores o lo que en
muchos casos, solo de titular de diario chicha, un lunes por la mañana, donde
queremos ver antes del trabajo, solo fútbol de la “U” y el Alianza cubierto de
sangre por noticia de barra brava, es así la Lima que heredamos o que damos en
legado?, pregunta para usted piense que en Lima, como una “Ciudad de Reyes”,
que nunca cobijó con alma de padre a los barrios que son azotados por la
capacidad de comprar más cerveza que leche o donde rogamos al cielo
santificado, nos mande un Qali Warma para que nuestros hijos coman en el
colegio nacional, lo que en casa la impotencia y falta de fe no puede dar, es
así mi Lima, no sé, señores, falta encontrar la fe en un corazón oscuro, en una
avenida donde los carros poco o nada respetan el semáforo después de la
medianoche.
Donde el alma errante de mi Buckie, recoge sus pasos, donde conmigo
no ando, es así está Lima, donde el callejón, nos guste o no marque la pauta
del debate y nos negamos a sentir un ladrido que pide compañía, donde usted
solo marca la cuenta de la espuma, ron, whisky y presume de la buena trampa en
arroz con seco de Superba a las cinco de la mañana.
PD:
Descansa en paz Buckie, siempre tú corazón y la bondad de tú alma caminarán
conmigo.
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