sábado, 28 de marzo de 2015

De Leyendas urbanas y alter egos escribieron los callejeros


Buenas noches “Soñadores de la Justicia”, esta semana ha sido especialmente nostálgica, la tristeza invadida por el adiós de mi Buckie, me hizo pensar por varias milésimas de segundo en la vida y al mismo tiempo me hizo respirar en frío. Es que definitivamente uno se encuentra con la muerte y esto te lleva a un paso más allá de ti.

Al inicio el dolor caliente, te lleva a resolver de “porrón” (rápido quiero decir) el tema de la despedida, el descansar en paz y el santo entierro que se da en todo ser vivo que pase al otro lado de la puerta de San Pedro, pero luego de varias horas el calor, pasa a ser una estaca de hielo que paraliza el andar del corazón, para reflejarte en el dolor, es que somos humanos llevados exponencialmente al corazón de la soledad en un momento en un amigo, un hermano o un vigilante de tus pasos se va.

Créanme el adiós no es una opción fácil de digerir, nadie te entiende más que tú solo entre las paredes del viento de un parque recorriste por cada noche durante poco más de dos años con ese compañero que sabe de ti, lo que ni usted conoce de mi, es tal vez, no, no es un trago amargo, tampoco es una sonrisa, sino que estamos ante la ventana de un inicio, donde dejamos atrás un hábito de monje, para llegar a otro estadio, no somos solo humanos, como me dijo mi concejera Tatiana de las conversas de Alta Vida: “Somos seres espirituales viviendo experiencias humanas”, y creo ahora entre las cosas, que nos hacen humanos está la muerte, aquella muerte donde despertamos a otra vida, es que de eso están hechas las leyendas callejeras, los relatos urbanos de personas “que, dis que”, en nuestra no reconocida forma de vida mundana “díscolas o locas” en una lógica que no nos permite romper una regla, impuesta por una sociedad, por un Manual de Carreño sobre el cual no hubo tinta de Dios, sino papel de un hombre.
Buckie, vino a mi vida en un verano del 2013, donde el abismo era profundo, con él recuperé el camino, volví a ver mi barrio desde mi andar de niño, fui testigo que la vieja Librería Galicia, era ahora un local en alquiler y que el espacio de la bodega Juanita, en la calle Ciudad Real, era parte de una sandguchería que antes ocupaba solo una esquina y necesitó donde poner su almacén y cocina.

Pero también revelo que, si Buckie tenía alter ego y si, él venía de un lugar de perros vagabundos, en un acomodado Miraflores, donde también hay pobreza y miseria en la mirada de la gente, que no se da cuenta que Lima y el Perú no es Miraflores. Hay más espacio fuera de las fronteras del distrito que la ex primera dama Eliane Karp, calificó como sitio de “pituquitos”, en una campaña electoral del año 2001, mientras decía que “su cholo es sano y sagrado”, además de vestirlo de “Pachacutec bamba, made in Punta Sal”.

Es eso en el fondo lo que vi, una tarde de enero mientras me presentaron a quien fue uno conmigo (y seguirá siendo), porque en las calles de Miraflores, podemos ver muchas veces una moral por los suelos, sino un paso por la Calle de las Pizzas y todo taxista te ofrece llevarte a un exclusivo night club, también niños caminan por las calles ante el amenazante explotador que a lo lejos, les quita toda la limosna que les mandan pedir, no sé, si ese sea Miraflores o lo que en muchos casos, solo de titular de diario chicha, un lunes por la mañana, donde queremos ver antes del trabajo, solo fútbol de la “U” y el Alianza cubierto de sangre por noticia de barra brava, es así la Lima que heredamos o que damos en legado?, pregunta para usted piense que en Lima, como una “Ciudad de Reyes”, que nunca cobijó con alma de padre a los barrios que son azotados por la capacidad de comprar más cerveza que leche o donde rogamos al cielo santificado, nos mande un Qali Warma para que nuestros hijos coman en el colegio nacional, lo que en casa la impotencia y falta de fe no puede dar, es así mi Lima, no sé, señores, falta encontrar la fe en un corazón oscuro, en una avenida donde los carros poco o nada respetan el semáforo después de la medianoche. 

Donde el alma errante de mi Buckie, recoge sus pasos, donde conmigo no ando, es así está Lima, donde el callejón, nos guste o no marque la pauta del debate y nos negamos a sentir un ladrido que pide compañía, donde usted solo marca la cuenta de la espuma, ron, whisky y presume de la buena trampa en arroz con seco de Superba a las cinco de la mañana.


PD: Descansa en paz Buckie, siempre tú corazón y la bondad de tú alma caminarán conmigo.

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