Saludos
soñadores de la justicia es domingo, en una mañana fría de invierno capitalino,
en algún lugar de Lima, una ciudad donde la humedad puede inundar los pulmones
si no te saber cuidar, es que el Perú si ustedes lo conocen a profundidad (como
yo no lo conozco en persona todavía) no es de todas las sangres y tampoco de
todos los corazones, por llamarlo de alguna manera diré que es el encuentro de
varias naciones en un territorio virgen para todos y para todo menos para el
rencor y la hipocresía de los adolescentes sin cintura kimbosa, pericotera, por
ello la camiseta de la selección de fútbol no conoce de mundiales, desde España
82.
Ojo, pero
mi país: Perú, no es un lugar de perdedores sin esperanza y de ovejas
descarriadas, es un sitio que recorre América del Sur, en todas sus formas y
fondos culturales, es un territorio agreste, donde el único reto que rehusamos
afrontar es dominar nuestra propia naturaleza de seres humanos, que amarrados
con la tierra preferimos volar, para añorar nuestro lugar de nacimiento en
tierras donde tal vez empleados toda la vida estemos condenados a ser, pero no
todos por que hay quienes triunfan como foráneos con cojones de abogado
laboralista litigando contra grandes corporaciones y salen airosos con su
ceviche, cabrito norteño, adobo y por que no un pollo a la brasa con papas
fritas entre semana.
Es un Perú
con fronteras muy marcadas, con fronteras que fácilmente podemos enlazar por
medio una buena lectura y ahora por un video en Youtube o Vimeo, por que no con
un blog que nos permita conocer nuestros limites de vida y limitaciones al
andar un sábado por la noche con mi Buckie (un amigo que llegó a mi en forma de
can).
A todo esto
me pregunta cual es el sello de la Marca Perú?, o mejor me pregunto cual es el
sello de la Marca Lima, la Marca Viraco o la Marca Huaral? Cual es el sello que
me hace a mi peruano profesional y empresario de mi vida? Cual es?, la verdad
no lo se, solo se que mi padre y mi madre aun pasando los 60 años, no dejan de
velar por mi en silencio, como si fuera su karma andante, sin rumbo a la
redención, tal vez mi hermano un destaco hincha de Alianza Lima y abogado con
sensatez, sea la redención que en vida tanto andan buscando, pero su
apresuramiento no permite ver en el ojos de aquel corazón que alguna vez en
caprichos pude herir, no lo se la verdad, solo se que ando buscando respuestas
en mi andar, para no tropezar con la piedra que al caer el hoyo del encierro de
mi memoria no pude ver.
Pertenezco
a un cruce de familias, costumbres y razas no extrañas
(China-Austria-Cusco-Arequipa-Huaral-Viraco), pero provenientes de diversas
partes del mundo y encontradas en un Perú, donde las aulas de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, marcan la pauta de un futuro de gladiadores, que
no desean ver a su país sucumbir ante la indiferencia de las autoridades, que
ojos para ver el momento pueden tener, pero no para visionar lo que debe ser un
entendimiento de todas las partes.
Soy parte
de un lugar dentro de un todo, que no encuentra la paz para su conciencia por
las heridas del pasado con inicio y sin fin, donde las heridas se llevan
abiertas en el futuro de un desmadre de la discusión en el Congreso, donde
parece más importante y resaltante hablar de ayer y no de las soluciones del
hoy con un mañana prometedor, no encuentro en mi la respuesta a esta disyuntiva
existencial que trae una batalla en la memoria de mi ser, que solo lleva a mi
un laberinto de callejón oscuro, apanados y bullying en general, del cual ahora
no se si soy víctima o merecedor de aquella cruz que cargo por una indiferencia
estigmatizada desde el día que me tocó nacer (11 de septiembre), ese soy yo
señor, señora, señorita, amigo, no amigo o enemigo elegido por usted, tal vez,
es que hoy estoy atrás de la capa de la luz oscura de una vida con camino
adverso que espero alumbrar alguna vez, con mi amada Mei Ling y ganando por un
solo momento un te amo de papá y mamá con mi hermano bailando salsa ante los
ojos de quienes lo quieren de verdad.
No soy yo
–Vladimir Rendón Acat- señor él que escribe estas líneas, es tal vez dos tíos
que nunca conocí, pero me quieren como ellos solo quisieron a mis abuelos,
Gabriel Acat Cuan y Porfirio Vásquez Fernández, uno fue periodista nacido en
Perú y fundador de la Revista Oriental, junto a su hermana Leonor y su primo
Alfredo Chang Cuan, el otro fue un abogado arequipeño, que pudo demostrar la
paternidad de un cura, después de muerto y recuperar para una hija sin
esperanza una herencia esperadamente perdida, según relata Jorge Rendón Vásquez
(mi tío), en su libro La Calle Nueva.
Cabe decir
que las personas en mención no se conocieron y yo tampoco las conocí, aunque
hoy sus restos deben de descansar en la tumba que nunca pude volver a visitar,
mientras que a Jorge solo lo veo caminar en un parque muy de mañana, intentando
trotar, por que deportista en el fondo siempre fue, más militar como alguna vez
quiso su padre (mi abuelo) Roberto Rendón Zuñiga, quien nació en Viraco y se
fajó por una familia y un nieto que nunca pudo ver como un adulto consagrado,
mi hermano Roberto Rendón Acat.
Yo no soy
un guardián señor, si por el nombre de mi blog
(leyendadelguardian.blogspot.com) se quiere guiar, solo soy un ser humano que
intenta absorberse con el mundo, que es muy diferente al orbe donde nací, pues
donde yo nací aún había esperanza impregnada en mi, empezando por que un padre
nunca se avergonzó de mi, como lo hizo más de una vez desde que en el colegio a
mi graduación nunca llegó, por que simplemente verme a los ojos y decirme que
soy el lastre de su vida no tuvo valor de decir.
Es que pase
lo que pase, primero lo primero y primero soy su hijo, Vladimir Rendón Acat.
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