Bueno ya falta hora y media para el amanecer y llegó la hora de contar sobre mi madre doña Ana María Acat Koch, que decirles de esta mujer todo el mundo la quiere, mi padre no concibe su vida son ella, mi hermano la protege (muy a su manera), y yo confieso le hago pasar muy malos ratos y apuros casi a diario. Es una abogada hábil, precisa, y ante todo una negociadora experta en casos complejos, cuyo secreto es hacer las cosas simples y sensatas.
Hoy un amigo me preguntó por que sentía la necesidad de hacer trabajo social, con personas en riesgo de pandillaje, o de contraer enfermedades contagiosas, y solo le respondí de una manera, por que he visto a mi madre haciendo eso toda la vida, sin importar condición social, ideología, nacionalidad, o color piel.
De hecho la primera vez que vi a una persona darle esperanza a un niño de la calle fue a ella, doña Ana María, vio a un niño caminar varias veces por la misma cuadra vendiendo chupetes en un verano candente de 1983 u 84, y le dijo: “papito cuánto valen tus helados, 10 soles -respondió el menor- entonces ella saco de monedero 20 soles, y le contestó comete dos.
Si pues es que ella nació con ese don que la hace especial es su sello de marca una “Acat Koch”, con lo cual se alimentaron los Rendón Acat, hace poco le pregunte por que te molestaban algunas personas de mi entorno, y ella solo me dijo es que varios de tus amigos, o conocidos que no aceptan de donde vienen, y yo le dije y por que dices eso, por que se ve cuando alguien tiene clase, y no la tiene –me respondió-, yo solo atine a mencionar, pero la clase se aprende, y cuando uno tiene dinero eso es pasa a segundo plano, Ana María con mucha solvencia moral, e inteligencia de Koch -solo replicó- con clase se nace, y se hereda por tradición familiar con el ejemplo.
Y sabrán que razón tiene Ana María, ella es una mujer de clase, pues a mucha honra y con una gran sonrisa acepta haber trabajado desde muy niña, para sacar adelante a su familia, ya sea en la peluquería de mi abuela, en la juguetería de mi tía Luzmila, en su oficina del jirón Contumaza, o en los campos de cultivo de Huaral, de donde aprendió a curarse con medicina natural, y a tomar lo que la naturaleza le ofrece para comer, sin ponerse exquisita.
Es sin duda una dama, que también gusta de bailar, y compartir almuerzos con trabajadores de construcción civil, así como también puede estar en una embajada rodeada de la crema y nata de Lima, comportándose como ella siempre es, sin ocultar nada.
Sí un día me preguntan por que mi abuelo paterno la quería como la hija que nunca tuvo es por que ella no solo lo atendió en su ocaso, sino que hasta lo duchó cuando este ya no podía caminar, y aunque algunos de sus familiares discrepen, también cuido de su padre, mi abuelo Rosendo, puesto que fue en gran parte él quien le dio ese toque de fineza, y olfato perspicaz, para saber quien miente, y quien dice la verdad.
Aunque he de decir que no es del todo perfecta, pues como una mujer tiene defectos, sabe minimizarlos, y aunque nadie sabe como resuelve los problemas que a diario le da su trabajo, y su familia, todas las noches puede dormir con la conciencia tranquila de que dio lo mejor de sí.
En realidad no se quien se sacó el premio mayor de la lotería, si mi mamá por escoger a mi papá como compañero de vida, o mi papá por unirse a una mujer que le da ese toque de amor, y esperanza cuando el mundo se le viene encima.
Ana María, no solo una mujer, no es solo una abogada, es más que una dama, es mi mamá, es la mujer que así tengo yo 80 años, y mi hermano 83 estará allí para cuidarnos, y no se como decirle que me perdone por todos los malos rato que sigo haciendo pasar.
Así como quiero decirle que me perdone por todas las muñecas que literalmente le destrocé en mi momentos de ira, por las constantes frustraciones que me tocó vivir, y por lo cual ella tuvo que sufrir lo más duro, puesto que viéndolo en retrospectiva ella fue quien se frustró más, al ver como su hijo no encontraba su camino, y se caía de manera de constante cuando intentaba ubicarse, pero ella siempre estuvo allí, y estará allí por que es una mujer de clase, y es a mucha honra mi mamá.
Buenas noches voy a dormir, saludos de Vladimir.
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