viernes, 3 de febrero de 2012

Ser peruano no empieza o se termina con un cebiche, o una pachamanca

Quién debe de definir que esta bien y qué esta mal? Quién es el sumo pontífice que dijo que Dios es peruano?  Quién dijo que me tiene que gustar cantar el vals y bailarlo? Por último quién es el dueño de la verdad, qué no merece ser criticado?

Aclaro me encanta el arroz chaufa, que es tan peruano como cebiche, la pachamanca, y lo Juanes, este último subrayo no me gusta, y otros no tienen que decidir que me debe de gustar, y que no me debe de gustar.

La intolerancia del peruano llegó a su nivel más en lo que a mi respecta cuando un señor como Iván Thays opinó que no le gusta la comida peruana, y este señor escribe en el mismo diario donde Mario Vargas Llosa publica sus columnas de opinión.

Pregunto yo, la identidad nacional esta dicha, señalada, o definida según el sabor del cebiche, el anticucho, o los picarones que en Arequipa reciben el nombre buñuelos, cuál de los críticos de Iván Thays me puede decir cuántos platos de Juanes se comen en Puno, cuántas pachamancas de carnero se comen en Iquitos, o la región San Martín, acaso la quinua es disfrutada en Pucallpa?

Pero aquí en Lima todo es rico por qué es parte de la Marca Perú, cuántos señores del ande se sienten identificados con Sofía Mulanovich, y sus títulos mundiales? Cuántos hinchas de Alianza Lima quieren que la “U” sea campeón de la Copa Libertadores?

Cuántos de los peruanos que se sienten 100% orgullosos de la bicolor se atreverían a “luchar hasta quemar el último cartucho como Bolognesi”, cuántos serian tan caballeros de salvar al vencido en batalla como Grau?

Cuántos peruanos autoproclamados de izquierda, y que luchan por la igualdad, compartirían sus ganancias con los peruanos más necesitados, no regalando una taza con chocolate en Navidad, o un juguete de cinco soles, sino pagando su escuela, o becándolo para un curso de verano de inglés, matemática, pintura o teatro?

Por lo que yo veo tenemos mil o un millón de razones más para sentirnos orgullosos de ser peruanos, sin esperar que un extranjero no reviente cohete, o acaso el amor por el país se acaba cuando nos levantamos de la meza al terminar el desayuno, el almuerzo, o la cena?

Cuántos de ustedes saben quién fue José Abelardo Quiñones o cuántos saben el verdadero valor de Jorge Chávez en la historia de la aviación nacional?

Pero claro siempre será más rico y vendible hablar de la comida, Es que nuestra identidad como país empieza con el pan francés por las mañanas, pasa el seco con fréjoles, y termina con un taza de café en las noches?

Pregunto yo qué es identidad, lo que fuimos, o lo que queremos ser? Acaso los valores de la sociedad peruana tienen un lugar llamado “Al Fondo Hay Sitio”, como yo lo veo se tendría que rescatar tres enseñanzas básicas del incanato: No seas ocioso, no seas ladrón, no seas mentiroso, sumando el valor cristiano de la fe, y el amor por la familia.

Como se lo comente a una persona de carácter humanista alguna vez los colegios no son formadores de buenas personas, sino son una mesa de partes obligatoria por que la todos los padres nos obligan a pasar, y luego terminamos el colegio para ir la universidad obtener un cartón y trabajar en lo que de billete, olvidándonos de la pasión que nos debe generar la vocación por la carrera que elegimos.

Por este y otros motivos solo me queda opinar que poco nos valoramos los peruanos, que tenemos que esperar que en el extranjero nos den bola para recién reconocernos como lo que somos una sociedad de emprendedores, que no se abate ante una crisis, y lucha a diario por salir adelante como ejemplo tienen Gamarra, en distrito de “La Victoria”.

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