sábado, 12 de marzo de 2016

Democracia, aborto y derecho a la vida





Aclaro que quien escribe estas palabras es uno de esos soñadores de la justicia que más allá de doctrinas política o una fe religiosa es fanático de decir lo que piensa así no guste, no soy contreras, pero tampoco borrego insigne del instinto de supervivencia que dice a todo, “si señor”, porque ojo una cosa es estar de acuerdo, otra dar la contra y otra ser un “perro dehorteano que no come ni deja comer”.

Es así que hoy al margen de cualquier marcha que me hace perder tiempo, por desviación de un tráfico en calor limeño o de griterío de quien venga, quiero decir que no puedo estar de acuerdo con un castigo, tan gráficamente asesino como ligar las trompas o cortar los huevos como el aborto.

Yendo al diccionario de la lengua que nos rige la española, proveniente del reino de Castilla, aborto tiene la siguiente o siguientes acepciones: 

"1. m. Acción y efecto de abortar.

2. m. Interrupción del embarazo por causas naturales o 
provocadas.

3. m. Ser o cosa abortados.

4. m. Engendro, monstruo." (web de la RAE)

Así digo que el aborto no es derecho, bajo ninguna circunstancia, en mi caso también (en este momento) me opondría al aborto terapéutico y pido a Dios no me de a elegir entre, la vida de mi esposa y de mi hijo, esa decisión se la dejo al espíritu santo y siguiendo las palabras del “Padre Pablo”, “Jesús mi señor, haz tus designios, pero ahora o nunca”.

Por ello digo que el aborto no puede darse en una sociedad que se digne de civilizada, ahora si vamos al feminismo y su defensa de la mujer violada, podemos replicar que un aborto, no es un tema de “te opero del apéndice”, no el aborto es una circunstancia forzada al que exponemos a la mujer a un grito de dolor, tan fuerte como la misma violación.

De carácter psicológico les digo el aborto deja tantas secuelas como la violación y ojo que me lo han dicho prostitutas en diferentes trabajos periodísticos que  cuando, una mujer habla de aborto se expone a un peligro mayor que el mismo ultraje, pues hablamos de matar una herida y de negar una segunda oportunidad.

Tal vez la mujer o si lo digo seguro, que una mujer violada no crie al hijo que en circunstancias totalmente aborrecibles, engendró, pero negar una vida es ir en contra de una sociedad dolida, desesperanzada y que se niega a ver un trasfondo de enfermedad mental crónica e irreversible que debe ser materia de salubridad pública, enseñanza abierta y parte de un proceso de aceptar a un ser humano con virtudes y defectos, tan fuertes como la capacidad de solo una mujer dar vida y entereza, donde se extinguió la confianza de un paso firme y de cara al país que debemos construir con acuerdos y tareas, para todos.


Es así soñadores de la justicia como Cristo se hizo hombre y dio el ejemplo de que se puede escapar de la muerte y como 30 millones de peruanos definiremos el proyecto de vida que queremos para nuestra sociedad los siguientes cinco años, en que debemos elegir no entre lo viejo y lo nuevo, sino en el tipo de sociedad que queremos legar a quien nos tome la posta una vez, cumplida nuestra misión en el mundo terrenal.

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