Es
interesante saber que sin querer queriendo los humanos viajamos en el tiempo a
diario, porque a diario viajamos al tiempo futuro, en un tren vía llamado
presente, perdemos tanto la cabeza (en esto me incluyo) en las heridas de un
pasado que no es el hoy que perdemos la perspectiva de lo realmente importante
y aunque suene disparatado lo importante son las cosas que están por venir,
Por qué yucas
conga? Conga es una mina en disputa por N persones y por X empresas, el cobre
que puede generar Conga, no tiene porque contaminar el agua de Celendín,
primero definamos la “yuca” como un alimento que podemos vender, usar como
alimento para el hoy o guardar para época de escasez.
Entonces la yuca
para Celendín sería importante Si o No, ahora si el cobre se convierte en
desarrollo a través de agua con caño y vía tubería en mi casa sería un avance
si o no, si esa agua se convierte en salud para la cuenca de los ríos que
alimenta sería mucho más importante si o no?
Ahora voy al
viaje en el tiempo futuro, es cierto que en la vida nos marca el pasado, pero
como siempre se habla en términos de couch, el pasado no nos define en el
futuro, el viaje al futuro es constante y es siempre, el futuro es lo que
tocamos y sentimos en el tiempo presente y el presente está donde nos sintamos
humanos y no arrimemos el rencor que nos deja el pasado, que a fin de cuentas
no es más que intolerancia para no escuchar y no hacernos oír.
Si yo tuviera
la oportunidad de sentir Conga como mío y como que es mío porque por ello
peruano soy en todo sentido de la palabra, diría que Conga es el epicentro de
un Perú en el futuro-presente, es cierto con Cajamarca como con todo el Perú
tengo una deuda que me da el ser un político por antonomasia, como diría Aristóteles,
un Aristóteles que nos dejó un legado al irse, sin ver en nuestros corazones
una gran actuación de quien fuera un poeta en el presente donde los cholos a
mucha honra como soy yo, han llegado a visionar en un Perú de Selva, Sierra y
Costa, que tiene el deber de levantar la cabeza y decir de aquí para adelante
todo, de aquí para atrás lo que aprendimos para mejorar en este presente de
verano 2014, que no nos tiene que marca con temblores y volcanes Ubinas, sino
que del cual aprendemos para ir arriba y siempre arriba como un Jorge Chávez,
que siendo europeo, nunca dejó al Perú atrás sino que lo llevó al futuro y
cruzar las estrellas.
El Perú debe
de ser visto (como pienso ahora y no ayer) como una gran yuca (que alimento es)
en el tiempo futuro, donde el sancochado de PPK y el menestrón de mi nana
Dorita me definan como quien soy hoy y para mañana al despertar sentir que el
futuro lo vivo hoy.
Conga es ese
futuro, que marca una paradoja en el sentir del hacer, de hacer del enyucado
una yuca, la misma yuca que vemos para mal, pero comía muy rico en la avenida
Dos de Mayo del Callao, cuando escribía en el Sub Decano de la prensa nacional.
Es que el
Perú es un enyucado, donde gané y no pierda experiencia es una premisa que
ahora me define, el Perú es Conga como un referente de presente-futuro y donde
pongamos en practica, quienes debemos de ser ahora.
Vivo en un
tiempo futuro, vivo donde elijo para mi lo mejor, si usted no lo entiende así
lo siento mucho señor, el Perú no es una chacra de latifundistas, el Perú es un
territorio emergente, donde La Parada es un ejemplo de empresa informal que no
debe perderse sino mejorarse, el Perú señor es Ludoviko, quien escribía en el
diario El Callao, con un Ramirez Lituma, que me dio más alegría y espíritu de
mi.
El Perú es un
señor César Campos, que con una pizca de paciencia me escuchó para ver allá
arriba y no allí abajo, el Perú es usted y yo, así este fuera de este
territorio con nombre de Perú que aspira a ser nación de oportunidades.
Si reflexiono
sobre una yuca y un viaje al futuro, debo de decir que vivir en el tren del
presente para disfrutar el momento es más importante que pensar en lo pudo ser
y tan solo es una yuca en la despensa de un reloj que me ata para atrás, pero
que me quita paciencia e ir hacía adelante con fe y en esa fe, la calma para no
ir en desesperanza pasada.
Dedicado a
Abraham Ramírez Lituma y César Campos, periodistas y no abogados del tiempo sin
fronteras.