Buenas tardes soñadores de la justicia hoy estamos 16 de noviembre en 10
si estuviera vivo mi abuelo Roberto Rendón Zuñiga (RRZ) cumpliría 110 años
y estoy seguro estaría más parado que Cristiano Ronaldo, también conocido como
CR7 por el número de camiseta que usa en el Real Madrid.
De hecho mi abuelo era un soñador de la justicia, esposo comprometido,
padre abnegado y abuelo incomprendido por mi. Don Roberto tuvo hasta lo que se
tres hijos, seis nietos y hoy tendría igual cantidad de bisnietos si la memoria
y las sumas con restas no me fallan. RRZ era un poco más que un abuelo, era
algo más que un esposo y nunca miró a mi madre (Ana María) como nuera sino como
hija.
Ya van a hacer varios años desde al cielo se fue para encontrarse con
doña Serafina, una abuela de quien solo recuerdo la comida de una olla que
nunca probé y donde cada domingo que fui a la ya seguro inexistente casa de Ingeneria
había chupe de camarones y en una fuente de la cocina al costado de la puerta
de la sala había ocopa y rocoto relleno en una fuente metálica color blanco con
bordes azules, muy típica en los años 80.
Serafina quien de manera física no está cerca de RRZ, pues ella
enterrada en los Barrios Altos está en un lugar llamado El Ángel y él en un
camposanto en las puertas de Lurín (al sur de Lima), le pidió a mi hoy anciana
nana Dorita y Sonia (amiga de mi familia) cuidarán al “viejo”, minutos antes de
partir, casi llorando y en el último respiro de vida en un febrero ya lejano de
1986, mi abuela solo quería saber que mi RRZ en buenas manos sería atendido en
una vejez que no fue yo hubiese querido, pero que fue como uno de sus hijos le
dio en agradecimiento, no dicho por él, pero si hecho por mi mamá.
De hecho RRZ vivió oficialmente según su ya inexistente libreta
electoral hasta los 98 años, aunque por allí el día de su muerte en el verano
del 2001 una versión y cruce de datos dio a entender que este caballero nacido
en Viraco tenía en realidad 101 años, sorpresa, misterio o duda de la cual
nunca sabré la respuesta no lo sé, pero RRZ solo sabía decir “tengo más de 90 y
parezco de 70”.
RRZ aunque parezca nada creíble y nada visible tenía más ganas de vivir
que CR7, pues si algo él tenía era una familia, eran tres hijos y varios nietos
de los cuales orgullo siempre sintió, además tuvo cuatro hermanos Edilbertha,
Práxides, Luis y Jacinta, está última en mención la única viva y la única
profesional, gracias al trabajo de padre que tuvo con ella RRZ.
Luis era menor que RRZ, era policía, tenía más de un hijo que a mí el
último nieto de RRZ siempre me dijo al norte a pelear por la huaraca y esto
último era una consigna que él no sé, si cumplió, pero el cigarro que consumía
y que lo extinguió no me dejó ver.
Sobre mi tía Edilbertha y Praxides puedo decir que seguro RRZ está al
costado de ambos leyendo el diario y preguntándose al amanecer si ambos “están buenos”,
que era la manera que los hermanos Rendón Zuñiga tenían para preguntarse si estaban
bien, de Luis que puedo decir solo se que él algo lejos debe estar no por estar
al otro lado del cielo, solo que él sin duda está al costado de quien hoy lo
mima con la misma ternura que pasó el día que nación, me refiero a su mamá
Raquel, la abuela de mi papá y también la madre de RRZ.
RRZ era algo especial, aún más que el resto de hermanos no por ser mi
abuelo, sino porque era de las pocas personas que podían haber sido ministros
de Economía y titular de Industria con Trabajo al mismo tiempo, es que mi
abuelo ahorraba como solo lo he visto hacerlo a mi padre, trabajaba de todo
porque hasta zapatero fue luego de salir del Ejército y la Policía, laboró en
una fábrica de detergentes y esperaba la línea 58 del Enatru que lo llevaba
desde Higuereta a Ingeneria a finales de los 80.
RRZ votó por Vargas Llosa el noventa, tenía en sus sueños de banco a
Alan García ya que por el lío de la estatización de la banca en el 88 sus
ahorros en dólares congelo y solo recibió luego de ese enredo un certificado
por cinco mil intis, hoy el equivalente a cinco soles o menos de ello.
Desde julio del 90 y hasta que habló de política en 1998 su presidente
constitucional de la República se llamaba “Fujimoro”, porque decía “ese señor
es tal cual un moro de Arabia que invadió Perú como pasó en España” en los
siglos del pasado de los cuales solo leyó y conversó con mi otro abuelo Rosendo
(papá de mi mamá) y Alfredo (tío de mi mamá).
Es que RRZ en realidad tenía algo más que humanidad, tenía a Dios en
cuerpo y mente sana así él haya dicho varias veces lo contrario y digo cuerpo
sano porque aunque sentía las fuerzas lo dejaban siempre caminó varias vueltas
a la manzana alrededor de mi barrio, siempre hizo ejercicio antes de entrar a
la ducha y siempre oró antes de dormir y al levantarse a las cinco de la mañana
para comprar pan hasta 1994.
RRZ tenía algo que según las mujeres de hoy no existe, pero en él era
real y me consta porque si de mujeres habló como novias y enamoradas solo fue
de mi abuela, su esposa doña Serafina, aquella mujer que conoció en la niñez de
un pueblo de donde solo salía a pata de caballo y descansaba en parada de
burro, llamado Virado en un lugar de la provincia de Majes en la hoy región
Arequipa.
Si RRZ estuviera vivo y quisiera hablar contigo no usaría celular ni
línea fija simplemente te busca, te toca el timbre y te espera hasta que lo
atiendas, si RRZ conoció el amor fue por la mirada de doña Serafina que desde
yo cumplí cinco años, solo recuerdo con los lentes de poto de botella verde que
usaban los señores y señoras adultos mayores de aquella época.
Fue en 1986 cuando me arrodillé con él al píe de su cama a hacer tareas
de tercer grado de primaria, fue RRZ quien solo sumó restó, multiplicó y
dividió con una libreta, frejoles, y su cabeza que tenía memorizada las tablas
de los ejercicios aritméticos al revés y al derecho.
Si hoy en día usted usa el termino o las palabras nada gradas para referirse
que tonteó a una persona, con RRZ con lo hubiera podido hacer, si usted creía
que tomó avión para ir y venir, pues RRZ tenía una oración, buena fe, sensatez
y mucha lectura para decirle “usted no crea que tonto soy he vivido más que
usted, he sido desde obrero hasta militar y no podrá engañar”.
RRZ hoy descansa en paz lejos de su Viraco natal, lejos de Arequipa
donde nació mi tío Edmundo y lejos de Puno y Cusco donde nacieron sus hijos
Jorge y Roberto, pero está cerca de uno de los nietos que seguro sus caricias
sintió, Javier, y está cerca de donde Roberto Rendón Acat (mi hermano) pasa
para trabajar y relajarse un fin de semana con parada previa para saludar al
abuelo que no hemos olvidado.
Y si usted camina por Higuereta, ve a una persona que camina que igual
que RRZ, tiene su misma estampa de espaldas claro está y con el mismo bigote
que mi abuelo nunca se afeitó, no se confunda que RRZ en el cielo ya está,
quien tomó su lugar es un hombre que se graduó en la terquedad y el
engreimiento de la mimada abuela Raquel Zuñiga Huaco, es pues el guardián que
heredó de don Roberto Rendón Zuñiga la misma estampa y el mismo regatear, así
como la misma alma brava por amar, es que RRZ dejó en tierra tres hijos y un
hombre que hasta ahora no acepta su padre este lejos y quiere ser igual a él.
El que camina con un perro en la mano y esperando no ser reconocido,
pero si amado por mis actos, no es RRZ es RRV, me refiero a Roberto Rendón
Vásquez de quien solo se puede decir que extraña a su padre y su terquedad con
astucia saco de él.
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