Soñadores de la Justicia buenas noches, tengo tiempo para
escribir líneas “muy mías”, en el interior de un desorden de emociones que me
llevan a preguntar, es cierto que soy de derecha?, nunca he cobrado como
derecha, nunca he pedido como derecha, siempre reclamé como izquierda, pero no
entiendo por que ser de izquierda es verse ciego en un espejo, con cristal
empañado por un pasado que no volverá.
Si ayer fue un día donde ocurrió un milagro, hoy es un día
donde debe haber un trabajo y mañana un consumo, es imposible pensar en dos
fuerzas opuestas como un peso se lleva en mochila al hombro recorriendo una
ciudad en dos extremos de riqueza y pobreza, donde la gente clama por un Dios
vivo.
No estamos en un inmenso reino de democracia abierta, donde
los calabozos y dragones lo determina el hampa y la basura que recogemos por
las noches sin guantes y mascaras que nos protejan de los olores humeantes de
una ciudad que mira la luz del alba con tanta desesperanza que gira de forma
viciosa, en un jardín de reyes y villanos que apuesta por la mejor mercancía al
menor precio, somos humanos señores no, no nos pidan no ser picones cuando
vemos como un helado marca la hora al sol de un pudiente canilla que ofrece el
mismo diario de las 6 am a las 10 pm, quieren ver si es así, existe una plaza
Unión y una plaza Dos de Mayo que conecta el PCP con la CGTP y allí en ese
transcurrir zapatos, calzones y calzoncillos embolsados dicen quienes somos hoy
en día; un pueblo ambulantes y lobistas que pueden ser buenos o malos
espadachines eludiendo, lo que es una realidad la pobreza del alma, ante el
grito libre de una ciudad que clama por orden en la puerta de tú casa, por que
al final solo, somos lo que somos y vemos lo que nunca debimos aprender.
PD: Dedicado a Alejandrino, el migrante andino.