"Sabe señor yo aprendí a llorar cuando le robé a mi padre, aprendí a perdonar cuando me di cuenta que mi resentimiento afectaba a quienes amaba, aprendí a ser indiferente ante el mundo cuando la gente no quería por soberbia reconocer un error y se escudaba en que habían pasado los años y sentí que vivo en un cementerio cuando ante la tumba de mi abuela, mi papá dijo <jamás perdono a quien me robo el oro en el rosario de mi madre >". No todo se aprende en el colegio y la casa, en la vida accidentada se aprende más, sobretodo a saber que avanzar, con las lágrimas para limpiar el camino, para quienes llegarán después de mi.
PD; Dedicado a la izquierda incorregible y aferrada a un pasado que no deja el futuro.
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