Frases sueltas para soñadores sin malicia que tengan algo de codicia

Si la vida hoy me dijera que experiencia quieres repetir, yo le diría que quiero el abrazo no olvidado de papá, la comida de mamá, la salud de mi hermano y el beso de Mei Ling, y si me dijera que quieres olvidar tan solo diría que si olvido retrocedo, pero si perdono avanzo y aprendo a ver el mundo con una sola vista: la reconciliación con aquello de lo cual solo debo aprender y enseñar mañana.

Sabias que la mejor belleza es la sonrisa del alma, me encantan las fotos, pero si se pudiera fotografiar el corazón del espíritu de un guerrero despertaría el amor de Jesús y la reconciliación con quien te reprimiste de llamar hermano o simplemente amigo, Saludos de un admirador enamorado de la belleza del hoy, que por un momento se olvido del ayer, ah y estoy comprometido, pero soy tu fan en face, mirar o escribir son sinceridad e inocencia solo ofende a quien no te conoce del corazón herrante y de rostro no babeante.

Para toda mujer que se respete, existe el respeto, para la mujer con la que trabajas existe la amistad, para tu madre existe lo subliminal de una vida, y para tu amada existe un beso con una sola mirada que diga lo único que te nace del alma, en mi caso es: amor cuida mi sueño y deleitate con mis abrazos que mañana será mejor que hoy.

Del Gabo solo puedo decir que vivió para contarla y hasta Macondo los latidos de un corazón sudamericano se escuchan, por quien nunca nos dejará ni con 100 años de soledad.

Gracias Dios, se que me cuidas aunque no te vea, se que estas conmigo aunque no me abraces, se que estoy contigo aunque me gustaría darte las gracias personalmente sin ir al más allá, al contrario te quiero traer más aquí, para conocerte con los que amas tú.

La única justicia que conozco es el arrepentimiento, lo demás solo son sentencias y castigos que no encuentran perdón, a veces disculparte y acompañar el dolor para hacerlo llevadero es la mejor forma de justicia. No justifico Utopía, no justicia la venganza, pero la venganza es una frustración de una alegría no conocida por quien solo es condenado a vivir como zoombie en el mundo de los hombres.