Hola
soñadores de la justicia como están hace tiempo no escribo a esta hora y hace
tiempo no me daba tiempo especial para mi, pero bueno estoy en un proceso de
recuperación de una faringitis agua y para variar quien estuvo y está allí para
curarme de manera invisible y sin que premio le caiga es mi papá, el primer
soñador de la justicia, tal vez el único ser sobre la Tierra (por lo menos en
mi Tierra conocida que no es Viraco) que aún crea en valores, devoción de fe
sanmarquina y en el derecho como una forma de vida para abogar por causas
justas o tal vez tan solo causas sensatas.
De hecho a
mi Vladimir, hijo de Roberto Rendón Vásquez, no me enseñaron a ser hijo, a mi
papá tampoco le enseñaron a ser papá, a Dios estoy seguro no le enseñaron a ser
Dios (esto no es sacrilegio) es tal vez a mi manera de ver una realidad, de
hecho la experiencia es la madre de todas las ciencias y esta premisa vale para
todo.
Hoy por
ejemplo fui al doctor por mi faringitis, me preguntó si era alérgico y le
respondí que hace años a los 9 cuando me rompí la cabeza y me pusieron una
vacuna contra el tetano me mencionaron era alérgico a la penicilina y de hecho
revisando su vademecum me recetó un remedio sin penicilina y me dijo la
“experiencia manda”.
De hecho
que si la experiencia manda, pero el amor también, de hecho Dios no concedió la
guerra como un fin y menos como un medio, pero el hombre la inventó y el hombre
según la Biblia, está hecho a la imagen y semejanza de Dios, que quiere decir
que Dios también, sin pensar en él como un científico, experimentó el amor, el
dolor, el hambre la misericordia, la redención y la salvación.
Si esto no
hubiera sido así Jesús no hubiera nacido en un pesebre de un lugar lejano en el
mapa del antiguo mundo conocido de Egipto o Israel. Dios tuvo que experimentar
lo que significa ser hijo, lo que significa el pecado, la reconciliación, el
amor y por su puesto el perdón con reconciliación de uno mismo para si y el
mundo que nos rodea, de no ser así las fiestas o fechas especiales en todas las
religiones no tendrían mayor sentido, por que la fe si bien es cierto es un don
divino de confianza no hubiera sido posible sin un Dios que lo experimentara
primero para luego dárnoslo a nosotros
convertido en trabajo que genera esperanza cada día.
Escribo
esto por el daño irremediable que le hice a mi padre, don Roberto Rendón
Vásquez y no podré pagar en vida y menos en muerte, por ello la muerte no es
una opción de vida para mi, pero para él la muerte es el lugar donde llegará
sino sale a trabajar y ver ese trabajo convertido en comida diaria para su
familia, la salud de su familia y el amor de quienes aunque no lo dice son
única razón de vida, es decir: mi familia los Rendón-Acat.
A mi padre
nadie le enseñó a ser padre, se gradúo en el
amor de mi madre, luego inicó su claustro familiar en la ya inexistente
casa de mis abuelos (Roberto y Serafina) en la avenida Habich en San Martín de
Porres y luego llegó a la que es hoy el único santuario de fe que tiene su
corazón herido por mi, la casa que habito desde que muy bebe y desde antes que
él me trajera al mundo con el amor de mi mamá.
Es que mi
papá no sabe o quiere aceptar que yo, Vladimir, su segundo hijo pude haber sido
la luz de sus ojos, pero luz oscura brotó de mi, al querer tan solo tratar de
ser igual a él, pero no fui igual y menos mejor, tan solo me deje llevar por
una inexperiencia ingrata de vida, pensando en que podría un día ser igual a
él, pero integro no soy y honesto mucho menos, es que él (Roberto Rendón
Vásquez), no entiende que a mi nadie me enseñó a ser hijo, nadie me enseñó a
crecer, tal cual él que tampoco fue un papá perfecto, pero fue papá, sigue
siendo papá y nunca dejará de ser papá, por que él no es abogado tan solo,
tampoco es solo profesor, no es solo amigo o hermano, fue hijo y aprendió de un
padre y una madre que eran policía y costurera junto a él, es que él si bien
aprendió a ser papá con la experiencia, no comprende que en esa experiencia yo
aprendí a ser hijo.
Ahora puedo
entender que Dios también aprendió a ser Dios, por que Dios no es perfecto, la
perfección de Dios está en la perfección de mi papá, que aprendió en la
experiencia del amor familiar, aquel amor que tan solo un hombre tan renegón,
responsable y amante de las letras del derecho pudo ser, por que mi papá así no
lo quiera reconocer es Dios para mi familia, por que Dios fue humano en Jesús,
no hizo a su imagen y semejanza y si es así entonces Dios, también aprendió a
ser papá con Jesús y por ello es Dios padre todo poderoso creador de mi cielo y
de mi Tierra, una tierra donde la fe un hombre cambió mi vida para bien, ese
hombre es tan solo: Roberto Rendón Vásquez, señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario